Al escalador colombiano le es más benévolo participar en la ronda italiana que en la francesa por algo que va más allá del recorrido.
Foto: AFP (2020) – Nairo Quintana podría correr el Giro d’ Italia 2021.
Cuando se empezó a divulgar el rumor del interés de Quintana y Arkéa en participar en el Giro de este año, la idea ni me parecía mala. Al navegar en redes, algunos apuntaban a comentarios del tipo: “Nairo ya ganó el Giro”, “Tiene que enfocarse en el Tour”, “En Italia va a haber la misma porción de contrarreloj que en Francia”, “No tiene necesidad de ir al Giro”. Un momento. Tomemos aire. Pensémoslo con cabeza fría. Sí, es cierto que su objetivo es el Tour, es la única grande que le falta ganar, es lo que ha perseguido toda su carrera deportiva, no hay que contradecir eso. Pero si por un momento nos detenemos a imaginar este 2021 con un Quintana enfocado en otros objetivos, otras competencias, se estaría vislumbrando el panorama ideal para el boyacense. Sí, sin el Tour en su mente.
Cuando alguien lee o escucha eso, le puede salir una carcajada, le puede parecer ilógico. Si lo que quiere el corredor es llegar vestido de amarillo a París, ¿para qué va a dejar de ir a esa carrera? Va a ‘desperdiciar’ todo un año, sabiendo que cada Tour que pasa es más difícil que lo logre. Pero lo más conveniente para Quintana es no acudir a la ronda gala si se confirma la presencia de Arkéa en la Corsa Rosa.
Primeramente, por el trazado francés. La de este 2021 es una de las ediciones con más contrarreloj individual y menos alta montaña de los últimos años. Acá el inconveniente no pasa tanto por los 58 km de crono, sino porque el terreno para descontar el tiempo perdido en esa modalidad es escaso. Los organizadores del Tour optaron por darle un vuelco a la tradición de hace años, de diseñar un recorrido amigable para los escaladores, con masiva presencia de alta montaña y pocos kilómetros al reloj, a hacer un trazado más favorable para esos ciclistas que marcan la diferencia en esas pruebas individuales. Seguramente, con el objetivo de lograr ese equilibrio que tanto se les ha criticado, decidieron hacer ese drástico cambio aunque vuelven a fallar, porque la balanza pasa de estar inclinada hacia al lado de los trepadores a estar más cargada del otro lado.
Sin ir a detalles del menú ofrecido en Francia, es fácil deducir que la victoria de Nairo es casi que imposible, por no decir que imposible. Cuando llegue la montaña, arrancará en desventaja por el tiempo cedido en la crono del quinto día. Su obligación sería la de recuperar esos minutos y sacar otros 3 para no tener complicaciones en la otra contrarreloj del penúltimo día. Y no es sólo ganar tiempo, debe hacerlo sin equipo, rezando para tener las mejores piernas subiendo y que sus contrincantes, con mejor equipo, no encuentren sus mejores vatios esos días. Va con poco margen porque donde falle un día sus opciones de ganar se desvanecen. Es un escenario que es poco probable que se dé, pues es difícil pensar que Quintana llegue en un nivel superlativo comparado al resto o que los rivales lleguen en un bajo estado de forma.
Pero además de ese handicap del recorrido, está el tema colectivo. Bien se sabe que el Tour es un certamen con una dinámica más controlada, donde prevalecen las escuadras más fuertes, con los mejores gregarios, las que controlan en todo momento la carrera y que no permiten ataques. Ofrece un estilo en el que el colombiano sólo puede brillar, si trae un motor con bastante, pero bastante combustible. Unos se apegarán al caso de Pogacar por haber ganado el Tour sin un elenco fuerte, no obstante, deben recordar que a él casi que ni lo atacaron, en cierto momento corrió sin tanta vigilancia y lógicamente disponía de una condición física espectacular, que es muy complicada de lograr. El del esloveno es un caso aislado, difícil de repetirse. A un corredor más vigilado y atacado no se le da esa oportunidad, a menos que rodara a toda máquina con la energía suficiente para batir a 5 o 6 más.
Asimismo, va en contra de él porque no es un pedalista todoterreno, sería más esperanzador si registrara un historial de buena defensa en pruebas a cronómetro, pero ya todos saben que él no lo tiene. El Tour no premia con frecuencia a los escaladores puros, se inclina más por aquellos que lo hacen bien subiendo y rodando contra el crono.
Otro factor que para mí es el más primordial de todos es el de la saturación. Nairo es alguien que no sólo lleva 6 temporadas consecutivas corriendo el Tour, sino apuntando a conquistarlo. Lleva años corriendo en una misma dinámica de la cual no ha podido desprenderse, siempre recibiendo el golpe de no ser el mejor. Eso es algo que genera un desgaste mental considerable. En cualquier área de la vida perseguir un objetivo no es tarea sencilla. Unos tardan menos en conseguirlo que otros. Cuando ya se lleva un buen tiempo en búsqueda de esa meta y todavía no se alcanza, lo mejor es hacer una pausa. Darle un descanso a la mente. Liberarse del ambiente y los elementos implicados en ese propósito. Es la forma más idónea para conseguirlo, así tome un poco más de tiempo. Aplica también para Quintana. En estos 6 años, él ha buscado varias formas para preparar la carrera con una carga competitiva previa baja, media y alta. Nada le ha funcionado. Y en carrera ni se diga. Ha chocado contra dilemas internos como compartir liderazgo o llegar con muchos kilómetros en las piernas, o que un día de desconcentración le cueste la general. Entonces lo mejor es que por una edición se desconecte de todo eso. Que priorice otros fines.
Si se da lo del Giro, que este sea el año para hacer esa desconexión, para ponerle fin a esa saturación. La ronda italiana no deja de ser un reto de similar relevancia a la gran vuelta francesa. Entre tanta fórmula que ha probado para ganar el Tour puede que la de descansar de él por un año sea la indicada.
Ahora bien, si no se da la posibilidad en Italia, no tendría más remedio que hacer el Tour. Pero lo más conveniente para él es que sí se dé. Aparte que allí seguro puede hacer una buena carrera y obtener un resultado superior a los anteriormente obtenidos en grandes vueltas. El Giro es todo lo opuesto al Tour. Sin un equipo dominador, con una dinámica más desordenada, sin control. Su desventaja de correr sin una sólida escuadra no se sentiría tanto como en el Tour, porque los mejores equipos dejan su mejor camada para Francia, en Italia su nómina es menos potente. Por ende, no necesita de vatios fuera de lo común para ganar. Aunque el recorrido no se conoce todavía, por el historial se puede deducir que habrá por lo menos 2 etapas contrarreloj en kilometraje igual o superior que la Grande Boucle, pero la gran diferencia es la mayor presencia de alta montaña, encadenados y finales en alto exigentes, que encajan con el perfil escalador de la estrella del Arkéa. Ahí sí tendría el terreno para hacer el descuento necesario de cara a los ejercicios individuales.
Todo lo anterior se plantea con un escenario hipotético. La realidad es incierta. Ya en lo informativo se sabe que Arkéa está haciendo su máximo esfuerzo para hacerse acreedor de una de las dos tarjetas de invitación para los equipos Pro-Team. Se hablan de tentadoras ofertas económicas a los organizadores, de la disposición de ambas partes para que esto se dé. Incluso, ronda por los pasillos el rumor del nulo interés de Quintana por el Tour de este año. RCS, empresa organizadora del Giro, tiene una buena relación con el cuadro francés. El año pasado los invitaron a pruebas de renombre que ellos organizan como Tirreno Adriático, Milán-San Remo y Strade Bianche, incluso como reconoció el propio Nairo, hubo una posibilidad de acudir a la pasada edición de la Corsa Rosa.
Lo que hace que esto no tenga claridad es el hecho de que, por naturaleza, las grandes carreras invitan a los equipos de segunda división de su país. Y al haber tan escasos cupos ese interés prevalecerá más que nunca. Porque las grandes vueltas son una ventana para ir mostrando nuevas caras en el ciclismo. El Giro para mostrar a las nuevas promesas italianas, el Tour a las francesas y La Vuelta a las españolas. Es algo absolutamente entendible, por lo tanto, elencos como Androni, Bardiani o el Vinu tendrían más prioridad que el Arkéa. Pero los organizadores también son conscientes de que sería ideal tener a Nairo Quintana en la carrera, pues es conocido que, por su calidad e historia, atraería una masa de atención significativa, especialmente en Colombia. Seguro que lo pensarán bien.
Si dan luz verde a su presencia, puede representar el paso inicial para que oxigene su carrera deportiva. Salir de esa dinámica tan compleja y aburridora del Tour y darle un descanso a su cabeza es un camino correcto para que vuelva a pensar en la consecución del Maillot Jaune. Que este curso sea diferente en cuanto a tener otras miras, a integrarse en otros ambientes, para que en 2022 regrese renovado a la ronda francesa. Además, que lindo sería verlo en este Giro, ahí podría exhibir esas piernas de antaño que alguna vez fueron consideradas las mejores para las trepadas.
Alejandro Matiz
@amatiz12