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Desde hace mucho tiempo he insistido sobre llo importante que es formar, apoyar y promocionar personalidades en la radio. Son personalidades con puntos de vista, intenciones y lenguajes que terminan construyendo la propia personalidad de la estación y finalmente su éxito en sintonía y la generación de opinión.

Muchos criticaran este enfoque, pero en ocasiones los personajes y las emisoras terminan siendo más importantes que las noticias, los personajes y las canciones. Al fin y al cabo, los oyentes compran el paquete completo de contenido: el mensaje, el medio y el mensajero.

Pero hay momentos en que irremediablemente los temas deben ser más importantes que cualquier emisora o personaje radial, como ocurre actualmente con la llamada gripe porcina.

Como estos blogs tienen muchas veces juicios prematuros, empezaré por aclarar que soy más fanático de La Luciérnaga que del gobierno del Presidente Uribe, aunque tampoco manejo las envidias y las calumnias de algunos en contra del mandatario.

Con todo lo que me gusta La Luciérnaga y el trabajo de su director, mi ídolo Hernán Peláez,  sin duda «el mejor director de la radio en Colombia» como diría Don Jediondo, creo que sus personajes están dándole una paliza injusta al Ministro de la Protección Social Diego Palacio.

Al Ministro se le podrán criticar muchas cosas pasadas de su gestión, pero no se le puede cuestionar su liderazgo en estos momentos de alerta y mediana paranoia.

Lo acusan de «pantallero». Que ironía. ¿Qué pasaría si Palacio no hablara en los medios o no asumiera posición alguna en estos momentos?. Pues igual de palo le darían, tal como ocurrió con el ex ministro Araujo cuando su silencio en el conflicto limítrofe con Ecuador y Venezuela hace un año, fue el comienzo del fin de su gestión.

Radio para la salud

Tuve la oportunidad de conducir casi 10 seminarios sobre producción y mercadeo radial para la Secretaría de Salud de Antioquia. Algo que me sorprendió fue saber que la gente en el departamento no se moría por falta de comida, medicamentos o acceso a los centros hospitalarios y a los médicos. La gente se moría por falta de comunicación: es decir, por que no sabían cómo ni dónde acceder a esos recursos.

Así que desde esa perspectiva, el ministro se ha erigido como el líder natural en esta crisis para comunicar, orientar, derribar mitos y dar la justa dimensión al problema sin alarmar, pero tampoco sin bajar la guardia. Si se equivoca, al menos será haciendo, no dejando de hacer.  

Evitar la menor cantidad de contagiados y víctimas debería ser nuestro propósito como sociedad. El papel de La Luciérnaga y demás programas, emisoras y personajes es orientar para disminuir los efectos de la pandemia. Y eso se logra de alguna manera rodeando al Ministro como líder del proceso.

Sí, es cierto que La Luciérnaga tiene una clara misión de dar palo al gobierno de turno (no importa la ideología). Ridiculizar a las instituciones, políticos y funcionarios es parte de su pose, del juego de los medios para posicionarse en las encuestas.

Lo entiendo como hombre de radio, pero en este momento lo reprocho como ciudadano. Amigos de La Luciérnaga: rodeen al Ministro, que total, después van a tener más motivos para montársela con su divertido cinismo.

Bonus Track: Me gustaría saber quién es ese control tan «creativo» que mete y mete efectos en el Carrusel Deportivo de Caracol sin ninguna coherencia y que no deja que fluya ninguna conversación o que se cuente una noticia completa. ¿Será el mismo al que se le ocurrió meter un sonido de «boing» cuando César Augusto contaba la noticia de dos niños que habían muerto en Bogotá en unos juegos inflables?

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