Por PanzaVidela
A escasos 15 días para comenzar un nuevo semestre, la ilusión de la hinchada azul está más resquebrajada que nunca. No podemos decir, como veníamos diciendo al comienzo de los semestres anteriores, que el objetivo esta puesto en lo más alto de las aspiraciones. Sería mentir. El costo de la nómina para este semestre bajó en un 30% respecto al semestre anterior. El cual ya había bajado en un 30% respecto al precedente. Inversamente a esas cifras la deuda del club ha crecido drásticamente y en la parte deportiva el descenso ya asoma a la esquina del camino. Así comenzamos lo que será la Copa Postobon I.
Cuando el señor Luis Augusto García aceptó la dirección técnica del equipo, se le vendió a la hinchada la idea de iniciar un proceso con los jugadores de la cantera. Seis meses después la hinchada sintió una decepción, no sólo por la tristeza obvia de la quinta eliminación, sino al constatar que el fracaso se construyó sobre los mismos jugadores veteranos que habían sido derrotados una y otra vez en el pasado.
Analizando lo que viene haciendo el señor García desde la dirección técnica de Millonarios, 6 meses después de que enviara a la hinchada el mensaje aquel de promover jugadores de la cantera, podemos decir que el famoso proceso sí se está gestando. No es un proceso como aquel que iniciara el «Nano» Prince en 1992, cuando en tan sólo un año le dio la oportunidad a más de 10 jugadores de la cantera e inició de esta forma un proceso que daría sus frutos más dulces en 1994 y 1996.
El proceso que inició Millonarios de la mano del «resistido» García es un proceso paulatino. Sé que muchos hinchas, como lo he escuchado en las tribunas y conversaciones, sólo ven en el proceso de los actuales directivos, una manera de llevar a Millonarios a un triste final. No puede uno salir a defender lo indefendible cuando los resultados deportivos y administrativos le dan toda la razón a esta importante parte de la hinchada. Sin embargo, la idea de García y compañía parece clara: sacar de a 2 a 3 jugadores por semestre y de esta manera en unos 2 a 3 años estar hablando de un equipo netamente de la casa. La gran pregunta es: ¿con el descenso a la esquina del camino, no es demasiado tarde para correr ese riesgo? Respuesta: ¡No tenemos de otra!
Cuando uno pregunta en Millonarios el porqué no se la jugaron desde mucho tiempo antes con estos jugadores, la respuesta es siempre la misma: ¡no podíamos arriesgarnos a hacer un papelón con jugadores jóvenes, sin experiencia! La experiencia, paradójicamente, nos deja como balance lo siguiente: se hizo un papelón, -semestre tras semestre- durante 5 torneos consecutivos, con jugadores veteranos y de mucha experiencia.
Los directivos no se van, ni van a vender. El Gobierno Nacional tampoco va a vender su parte. Al menos no lo van a hacer en un futuro cercano. En ese orden de ideas la situación administrativa no va a cambiar. Tampoco servirá de mucho el boicot de un sector de la hinchada que, basado en principios y razones muy respetables, eligieron como bandera para este semestre el absentismo. Están en todo su derecho. Como también lo están aquellos que decidieron seguir asistiendo al estadio. Ese es un debate de nunca acabar.
Este fin de semana Millonarios jugó 2 partidos que hacen parte de su pretemporada. Los grandecitos, los de experiencia, perdieron en su juego de Guayaquil contra el Barcelona de Ecuador. La noche, para los de experiencia, una vez más, no fue azul. Fue amarilla.
Mientras tanto, en Bogotá, los juveniles derrotaron al Santa fe en el clásico organizado por la alcaldía como homenaje a Pelé. Tuve la oportunidad de ver el clásico y – ¡oh, grata sorpresa!- fue en ese equipo de juveniles que volví a ver a un Millonarios que hacía mucho tiempo no veía en el Campín. Un equipo ordenado, compacto, con amor por la camiseta, con jugadores rápidos y desequilibrantes. ¡Y mejor aún, de la casa!
Quedé gratamente impresionado por jugadores como Subero, Tello, Del Risco, José Cuero, Wilson Cuero, Charles Quinto y, sobre todo, Yuber Asprilla. Muchachos que dieron alegría a quienes asistimos al estadio, demostrando que tienen inmensas condiciones y unas ganas tremendas de triunfar. Sigo pensando en la obstinada idea de insistir con jugadores como Casierra, Ervin González, Mera o Arrechea (sin tener nada personal contra ellos) cuando ve uno en la cantera jugadores con tanto talento como los que vimos ayer en el Nemesio.
No me cabe duda que los jugadores que vimos ayer en el Campín son la salvación de este club y solamente será a través de ellos que la hinchada azul podrá gozar, algún día, las lejanas mieles de la victoria. Por ahora será seguir sufriendo, como lo hemos venido haciendo en los últimos tiempos, con los jugadores veteranos, los de experiencia. Aquellos que, dicen las malas lenguas, «ganan títulos».
¡Saludo Albiazul!