Por PanzaVidela

Andan insoportables. Levitan. El viejo cliché suramericano de los argentinos creídos y prepotentes cambió hace rato. Tal vez fue la crisis del 2001 que bajó a los gauchos. Antes sí lo eran. Ahora no lo son. Los argentinos se volvieron queridos, amables, casi podría decirse que son suramericanos. Casi. En cambio Chile no cabe más en este subdesarrollado continente. Económicamente andan volando desde hace años. Y en fútbol la están rompiendo. Son los mejores. Hoy no hay la más mínima duda sobre eso. Y los chilenos lo saben, lo disfrutan y se la creen. Y se la creen desde hace varios años en el mal sentido de la expresión. No sé si es el momento para decirlo, pero el cliché cambió: los chilenos no caben en Suramérica.

No sé donde comenzó esa historia en cuanto a la economía chilena -no soy el más indicado para saberlo-, pero en el fútbol -y tampoco soy el más indicado para saberlo- creo que comenzó con un señor «loquito» de la tranquila ciudad de Rosario. El famoso Marcelo Bielsa. Quien llegó en 2007 a Chile como seleccionador. Y estuvo 4 años. Él sentó todas las bases de la actual gloria chilena. Bases tácticas, estructurales en cuanto al manejo interno de las selecciones y sobre todo las que tienen que ver con la mentalidad.

Después de Bielsa pasaron por Chile Claudio Borghi, Jorge Sampaoli y el actual Juan Antonio Pizzi. Todos continuaron el «proceso» iniciado por Bielsa. No tocaron la identidad que el rosarino dio al equipo austral. Un equipo ofensivo, extremadamente rápido, de transiciones veloces y contundente en la definición. Jugadores como Arturo Vidal, Eduardo Vargas, Alexis Sánchez, Charles Aranguiz, Gary Medel, Claudio Bravo, se convirtieron en la columna vertebral y referentes de este equipo chileno que desde el Mundial de Brasil 2014 no cree en nadie. La última imagen de Chile en ese Mundial fue la de un equipo que mereció ganarle a Brasil en octavos de final. Pero por esas cosas del fútbol y vía penaltis quedó eliminada.

En la Copa América pasada (bajo el mando de Sampaoli) y en la actual (con Pizzi) Chile apabulló a cuanto rival se le cruzó en el camino. Con espectáculos dignos del «Manual del fútbol perfecto» como aquel 7-0 frente a México. Y ayer, en la final de la Copa Centenario, demostraron -por segunda vez consecutiva contra los argentinos- que son superiores. Nada que decir. Es un momento brillante que vive Chile en todo sentido. En el fútbol es una alegría y un gusto verlos jugar. Esta selección chilena es incluso un ejemplo suramericano.

Este «levitar» chileno contrasta con lo que viven los argentinos. Argentina vive un momento difícil en todo sentido. No sé si la selección es el reflejo de la incertidumbre social y descomposición económica (¿era al contrario?) que dejó la Sra Cristina Fernández de Kirchner (¡qué no se note el odio!), pero desde hace tiempo «la celeste» no logra levantar la copa en ningún torneo donde participa. Incluso teniendo siempre en sus filas a los mejores del mundo. La derrota de ayer queda para los gauchos como sinónimo de fracaso y abre (¡ya las abrió!) las puertas a la crisis institucional con un abanderado de lujo como Lionel Messi, quien explotó y renunció para siempre a su selección. Así es el fútbol.

En otro post si se da la oportunidad hablaré sobre el balance de nuestra querida selección Colombia.

Pregunta para los foristas:

  1. ¿Creen exagerado decir que Bielsa sembró las bases de la actual «gloria» chilena?
  2. ¿Les pareció Chile un justo ganador o creen que Argentina mereció llevarse la copa?
  3. ¿Sobre la pregunta de inicio, qué opinión tienen de los chilenos en términos generales?

Agradeciendo sus comentarios respetuosos en este espacio, así como en @PanzaVidela