Por PanzaVidela
Tengo varios temas por tratar, imposible evitar la tentación. El regreso de Pacho Maturana al fútbol colombiano, el regreso de Lillo, la nómina de Millos y el robo en Medellín en el primer partido. ¿Por dónde comenzar?
Me voy por el fútbol primero –Millos- y dejamos la poesía y literatura para el final.
Una vez finalizó el torneo Russo dijo: “necesitamos refuerzos en todas las líneas”. El primero en llegar fue el defensor uruguayo Matías de los Santos. Llega en reemplazo de Pedro Franco. Según el portal www.goal.com “los azules no estuvieron en capacidades económicas de comprar el pase de Pedro Franco, por lo que el central bogotano regresó al Besiktas de Turquía, dueño de sus derechos deportivos”.
Como siempre entre un torneo y el otro hubo muchas especulaciones. El popular “humo” respecto a jugadores que vendrían. Hasta “sonó” el nombre de Fernando Uribe. Pero como es habitual en Millos –un equipo grande dirigido como chico- al final solo hubo la ratificación en la continuidad de Santiago Mosquera, el jugador revelación el semestre pasado. Esa la gran noticia, que obvio es buena porque además se rumoró sobre su probable salida.
Para “tapar” su mala gestión respecto a la contratación de refuerzos los dirigentes azules expresaron: “ha llegado el momento de dar oportunidad a jóvenes valores de las divisiones inferiores. Con toda seguridad el profesor Russo y su cuerpo técnico sabrán sacar el mejor provecho de ellos”. No cabe duda que así será, pues al menos Russo ha demostrado ser un técnico experto y conocedor. Una verdadera lástima que no pueda contar con verdaderos refuerzos como por ejemplo los del Atlético Júnior, equipo que sí se armó para pelearle el título a Nacional.
Sin embargo en el debut de la Liga el pasado sábado en Medellín, ante el DIM, los nuestros dejaron una muy buena impresión. “Es un equipo de indios y no de caciques” decían los comentaristas, ésta vez con toda la razón. Millos fue superior al equipo rojo de la montaña, se apoderó del balón y sobre todo en el medio campo marcó la diferencia. Tiene mucho que ver también el regreso de Juan José Peláez como DT del “poderoso”. De la misma escuela de “Pacho” Maturana y JuanMa Lillo, han demostrado ser mejores en el terreno de los micrófonos que en el terreno de juego. Sin la más mínima duda. Juan José Pelaez ha demostrado más “expertise” criticando a otros técnicos cuando Caracol le da la oportunidad, que en el campo cuando dirije. El sábado no fue la excepción y este semestre dirigiendo al DIM tampoco creo que lo sea.
Horrible el arbitraje del señor Nicolás Gallo. Dejó de pitar un penalti claro a favor de Millos tras evidente mano de un defensor local y luego anuló un lindo y legítimo gol de Macalister Silva tras habilitación de Duvier Riascos. Millos ya puso queja formal ante la Dimayor, al menos para que quede el precedente y tengamos el nombre de este señor Gallo muy presente para próximas oportunidades.
Sobre Millos, si bien aún es muy temprano para sacar balances, gustó la cohesión entre líneas, el buen funcionamiento de la defensa (esta vez con 2 centrales que no venían actuando: Anier Figueroa y Janieler Rivas) y sobre todo un medio campo lleno de volantes de ida y vuelta donde primó el juego colectivo sobre el “lujo” individual. John Duque, Juan Guillermo Domínguez y Henry Rojas en la marca y Macalister Silva con Santiago Mosquera en la creación. Un medio campo sólido, solidario y rápido para ir al ataque. Una grata impresión dejó Millos en su debut.
Ya para terminar vale la pena un comentario de “bienvenida” a “Pacho” Maturana y Juan Manuel Lillo. Celebramos su regreso al fútbol colombiano. Si bien ambos han recibido críticas, no podemos olvidar el inmenso aporte que harán a las aburridas ruedas de prensa, una vez finalizan los partidos. Ambos son poetas, filósofos e intelectuales que brillan por su fluidez y profundidad una vez el micrófono está en frente.
Pacho regresa tras 19 años sin dirigir en Colombia. Se estrenó con derrota ante Tigres y expresó: “Me hablaron de Rodallega o ‘Teo’, pero ésto es lo que hay”. No podemos caer en el facilismo de interpretar esta frase como el “paraguas” para protegerse él y echarle la culpa a los jugadores. Es una frase que invita a la reflexión, ver más allá e incluso leer entre líneas. Sin duda el regreso de “Pacho” será todo un reto para los amantes del fútbol y una alegría enorme para los amantes de la filosofía y el arte del buen hablar. Y para los seguidores del Once el genuino deseo que los resultados de Pacho estén lejos de parecerse a los últimos que obtuvo en: Millos, Real Valladolid, Atlético de Madrid, Colón de Argentina, Gimnasia y Esgrima, Trinidad y Tobago, Costa Rica, Perú, entre otros. Equipos por donde pasó con más pena que gloria.
Hablando del arte del buen hablar, imposible terminar esta nota sin hacer alusión a Juan Manuel Lillo. Es el tipo de persona o director técnico capaz de perder un partido 5-0 –por poner un ejemplo- y al final en la rueda de prensa tener a periodistas e incautos con la boca abierta. Sus detractores hablan de un “encantador de serpientes” capaz de hipnotizar a sus interlocutores. Yo creo que vale la pena que los hinchas del Nacional le abran el compás de espera y se dejen enamorar por el fútbol que el predica sus equipos pueden realizar. O por el fútbol que el realiza sus equipos pueden predicar. Enfin, ya me empecé a confundir…
Estará para alquilar balcones la rueda de prensa del Nacional vs Once Caldas. Serán dos expositores de la más alta talla nacional e internacional. Un poco de poesía, un poco de verso, un tanto más de la teoría del fútbol y de la vida. Para todos los que nos encanta el arte del buen hablar y la poesía ¿por qué no? será sin duda un semestre lleno de grandes tertulias futbolero-literarias. ¡Enhorabuena su regreso señores! ¡Esperamos salgan, llegado su momento, por la puerta grande por la que han regresado!
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Vale la pena expresar mi profundo respeto y admiración por el “Pacho” Maturana que cambió la historia del fútbol colombiano en 1989. Fue un revolucionario del fútbol y logró cambiar toda una mentalidad y resultados de nuestro país en aquella época. Tanto que, esta vez sí seriamente, se debe hablar de un “antes y después” de Maturana en el fútbol colombiano. Sin embargo considero que nunca evolucionó en materia táctica, y nunca volvió a tener buenos resultados en los equipos en los que dirigió. En 1990 estaba a la altura de Arrigo Sacchi y los grandes del fútbol mundial. Pero no evolucionó.
Agradezco sus comentarios en este espacio así como en @PanzaVidela