Obituario 2011. La muerte del célebre creador e innovador estadounidense deja claro su trascendental rol en las nuevas tecnologías y la cultura mediática.
Jobs en uno de sus últimos lanzamientos de Apple
La distancia entre las
generaciones está marcada por hechos históricos o arquetipos como la moda, el
modo de hablar, la música o las relaciones sociales. La generación de los
sesenta o de los setenta tuvo puntos de encuentro, diferente de quienes
crecieron en los ochenta o los noventa. Pero cuando hablamos de la generación
que nació después de 1990, que hoy tiene 20 años o menos, ya hablamos de una
nueva civilización. De una forma diferente de comunicarse, de relacionarse, de
entender el mundo y de comprenderse a sí mismos. Los cambios que llevaron a
esta ruptura histórica los encontramos en el papel la tecnología y la
informática, y los postulados económicos y políticos. En este contexto la
figura de Steve Jobs es imprescindible y su legado de capital importancia.
Puede decirse que él diseñó con sus creaciones e innovaciones un nuevo
mundo.
Steven Jobs ingresó a la Universidad Red
Collegue en Pórtland en 1972 y la
abandonó sólo seis meses después debido a su alto costo. No regresó a casa,
sino que, con la ayuda de amigos que lo dejaban dormir en algún cuarto y con
unos ingresos misérrimos, tomó clases como asistente en materias claves en su
formación e intereses. Diseño, montaje, electrónica y tipografía fueron algunas
de estas. En esas anduvo dieciocho meses. Cuando sintió que ya había aprendido
lo suficiente se fue a la India a un retiro espiritual. Regresó a California y
renunció a su empleo en Atari Inc para
crear Apple.
Diagnosticado de cáncer de páncreas en 2004 y
tras sucesivos trastornos de salud, decidió seguir las indicaciones de
videntes, llevar una vida vegetariana y alejarse de los procedimientos
convencionales como la quimioterapia. Ensayo que no sirvió de mucho, pues el
cáncer se extendió e hizo metástasis, situación que desencadenó su muerte en
octubre de este año. Jobs y su impronta informal, de tipo despreocupado y
alejado del estereotipo de ejecutivo (Chief executiver officer) no escapó a las
polémicas, como su persecución delirante a quienes reclaman el derecho a un
software libre o la inaudita demanda a un niño de trece años por divulgar
información privada de Apple.
Se le comparó con Tomas Alba Edison y fue
catalogado como el Leonardo de la era digital. Designaciones para un hombre que
nunca dejó de disfrutar su trabajo y de ver y hacer lo que los demás no
visualizaban ni soñaban.
Jobs es el diablo .
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pensé que jobs y los fanáticos de apple eran más o menos como esos cultos religiosos extremistas donde un loco monta su ‘iglesia’ de garage, convence a todo el mundo que el mundo se va a acabar y que él es el redentor, y al año hacen un suicidio colectivo.. no he encontrado diferencia entre uno y otro, pero pensé que era un poco exagerado cuando se murió el señor jobs y ví que era sólo moda y usar lo que estuviera de moda sin importar qué fuera, pero con artículos como éste, vuelvo a pensar lo primero. patético..
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