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Fotografía modelo del Aeropuerto Internacional Luis Carlos Galan- El Dorado. 


  Lo único que está al día en la reestructuración
del Aeropuerto El Dorado es el cambio de su histórico nombre. El resto está en
obra negra, los pasillos del terminal nacional y del internacional, la zona de
cargas, las oficinas de la Aeronáutica Civil, la estación de bomberos. Y por
añadidura, la calle 26 está intransitable. No se puede llegar ni salir sin
sufrir el calvario de interminables filas y desesperante espera. El
Dorado
, que fue una construcción con visión de futuro, inaugurado en 1959, es hoy
un peaje hacia el infierno.

 


   Hay letreros pequeños y sucios que ofrecen excusas
por el desorden, aclarando, eso sí,  que
están trabajando por nosotros. Por el bienestar de todos. No lo creo, más bien,
están trabajando (los pocos que lo hacen) para el beneficio personal, para el
lucro de los consorcios y contratistas, que desde que ganaron la controvertida
licitación en 2007 no han entregado una obra (o hito, en su jerga
administrativa) a tiempo y bien hecha. Eso sí, ya han solicitado la ampliación
del contrato y la revisión de los términos de caducidad, no han escatimado argucias sus abogados (que deben ser más que los obreros) para torcerle el
cuello a la normativa civil. Pues en un comienzo se estimó
en 50 millones de dólares el monto del proyecto, hoy va por el triple. Y el tiempo de la
reconstrucción también: de cuatro años planeados, han pasado tres largos, y las
mejoras no se ven. A este ritmo, según un analista entrevistado en El Tiempo, podrían ser diez años el
tiempo que tarden la remodelación y ampliación del terminal aéreo. 

  Pero
conociendo la parsimonia de la Aerocívil y la inercia del consorcio Opaín, podría
ser en cambio, unos quince años, para no hacernos ilusiones de tener en el mediano
plazo un aeropuerto acorde con las exigencias y perspectivas necesidades de la ciudad.


   Y las
cosas con las autoridades administrativas tampoco mejoran. Al contrario, parece
que todo está cada vez peor. La filas de migración del DAS son una tortura de horas para entrar o salir del país, ahora que está en liquidación sólo hay
dos ventanillas, una para público general y otra para ancianos y mujeres
embarazadas o con bebes. Quien atiende no parece ofrecer un servicio
o cumplir su trabajo, sino un cancerbero del Hades, malicioso con los pasajeros y desconfiado de la información y demás requerimientos.


    La
Policía es igual. Las medidas de seguridad de los rayos X para detectar salida
de drogas a veces fallan, eso dicen los agentes mientras escudriñan el equipaje
de mano e inspeccionan hasta el espacio más recóndito, algunos llegan incluso a oler todo: libros, ropa, joyas y regalos (no vaya y sea que en
una de esas, pesquen una traba de aquellas). Pasan revista a todo y a todos, su atención su descansa, tal vez por eso hace pocos meses un niño de doce años se les coló y viajó gratis
hasta Chile donde las autoridades locales lo detectaron.  


   Después
viene la búsqueda del equipaje para que no se pierda.  Los carritos tractores llevan las maletas en
una montonera que uno ruega para que no se caiga ninguna en la pista. Y la
espera por el tunelcillo giratorio es agobiante y a codazo limpio toca abrirse espacio para recuperar las valijas propias. Afortunadamente sólo he durado unos
veinte minutos en esto. Mi prometida cuando llegó de Barcelona, le
comunicaron que su equipaje todavía estaba en España, y que llegaría a su casa
en una semana. Increíblemente cumplieron, hay que reconocerlo.


   El
nombre de El Dorado fue pensado por ser un referente de la ciudad y por la mítica leyenda precolombina. Aventureros, mercenarios y
condenados vinieron en su búsqueda hace cuatro siglos, levantaron todas las
tribus de la cordillera y no encontraron el codiciado país cubierto de oro. Lo
mismo ocurre ahora con Opaín, que prometió hacer el mejor aeropuerto del Caribe
y de la zona Andina. Los ciudadanos como los aventureros nos creemos el cuento de
hadas. La realidad indica que el nombre de «Aeropuerto Internacional Luis Carlos Galán» es lo único
que está en pie en medio de toda esta mole de corrupción e inoperancia.

 

 

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Aeropuerto El Dorado. 1963. Archivo Fotos Antiguas de Bogotá. grupo en facebook.

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