Sé considerado con la Tierra. Es el lugar en el que vivimos y sin ella no hay nada. Respetemos el entorno y cambiemos lo que sea necesario para revertir los efectos de la ignorancia y la indiferencia.
A propósito del artículo publicado ayer en el blog Motor de Búsqueda, y titulado “La Tierra gira y se sobregira” (http://blogs.eltiempo.com/motor-de-busqueda/2016/08/09/la-tierra-gira-y-se-sobregira/) me han enviado el más reciente libro del Dalai Lama (con Sofía Stril – Rever). Se trata de “La nueva realidad, la era de la responsabilidad universal”, en el que el Dalai Lama llama la atención sobre la necesidad de responsabilizarnos definitivamente del futuro del mundo en que vivimos. Más adelante espero poder comentarles el contenido. Por ahora, reproduzco estos 18 principios del Dalai Lama, para ver desde otro punto la realidad personal, social y del planeta.
Del Dalai Lama, ya había reproducido en el blog Motor de Búsqueda http://blogs.eltiempo.com/motor-de-busqueda/2016/06/16/10-ladrones-de-tu-energia/
Ten en cuenta que el gran amor y los grandes logros requieren grandes riesgos.
Y es que para lograr lo extraordinario, los sacrificios son necesarios. El lanzarte a aquella aventura muchas veces supone una incertidumbre incomparable, en ese momento sabemos que es ahora o nunca, aun así, podemos tomar el riesgo o preguntarnos toda la vida qué habría pasado.
Cuando pierdes, no pierdes la lección.
La dualidad entre la victoria y la derrota. Cuando perdemos, ¿Realmente perdimos? Yo no lo creo. Por más cómodo que se lea, incluso en una carrera en la que no quedamos en los primeros lugares, la vida nos enseña que aún no es suficiente; falta entrenar más. No tomemos esas situaciones como perdidas, sino como lecciones de las que podemos aprender para entonces poder llegar a la meta.
Sigue las tres R: Respeto a ti mismo, Respeto para los otros y Responsabilidad sobre todas tus acciones.
El filósofo prusiano Kant comentaba de una forma mucho más compleja que el hombre no debería hacer lo que no le gustaría que le hicieran. Respetemos desde el pensamiento hasta las elecciones de los nuestros, nadie mejor que ellos sabe la razón que los motiva. Tomar responsabilidad de nuestras acciones implica que las elegimos con libertad, conciencia y voluntad; por lo tanto, asumiremos las consecuencias del mismo.
Recuerda que no conseguir lo que quieres, a veces significa un maravilloso golpe de suerte.
En relación a las lecciones que nos pone la vida en el camino, esto es algo que muchas veces no entenderemos. No haber ganado aquella competencia o no obtener el puesto por el cual trabajamos puede ser tomado como un golpe que nos derrote o como uno que nos aliente a mejorar cada día. Todo depende del enfoque que le queramos dar.
Aprende las reglas, así sabrás como romperlas apropiadamente.
En una sociedad debe existir el orden, de otra forma el egoísmo y la hostilidad se harían presentes. Distintas situaciones podrán hacernos romper el orden pero con una justificación responsable y que no atente contra los derechos de los demás.
No permitas que una pequeña disputa destroce una gran amistad.
Aquí juega mucho el ego y quizás a más de uno le ha pasado. Por un malentendido, por no decir lo que se tenía que haber dicho o simplemente por un roce sin aparente importancia es que se puede acabar una relación que era muy especial. Con el tiempo se aprende que hay que mantener las cosas de la forma más simple que sea posible, arreglando nuestras diferencias y evitando que algo tan hermoso termine.
Cuando creas que has cometido un error, haz algo inmediatamente para corregirlo.
Aceptemos nuestras faltas y omisiones, un “lo lamento” no es suficiente, pero un “lo lamento, ¿Cómo puedo remediarlo?” ya suena distinto. Esto no significa que siempre te victimices, sino que cada vez que seas consciente de algún daño o te lo comuniquen, estés dispuesto a trabajar para revertirlo.
Ocupa algo de tiempo cada día en estar solo.
En algo ya más contemporáneo, la soledad es un miedo enorme para varias personas. Es quizá porque estar solo implica cuestionarse, pensar de más y en algunos casos atormentarse. Estar solo no tiene nada de malo, es un tiempo que estás dedicando para conocerte, un tiempo de introspección y de reflexión.
Abre tus brazos al cambio, pero no te olvides de tus valores.
El cambio es inevitable, es lo que nos permite evolucionar para adaptarnos al entorno. Los valores inculcados desde los primeros días en familia son los que no deberían cambiar; el amor, el respeto y la honestidad son básicos para un desarrollo personal y por lo mismo deberían ser estáticos, incluso en la más grande tentación.
Recuerda que a veces el silencio es la mejor respuesta.
Todos conocemos a la persona a la que le encanta discutir aunque esté en una posición incorrecta. Debemos entender que cada persona tiene un momento de estrés y busca con quien descargarlo. Ahora imagina que esa persona estresada llega contigo, te enfurece y ambos discuten hasta terminar en una situación incontrolable. El silencio en ese caso habría sido la mejor respuesta Aún así esto no significa que nos mantengamos sumisos ante la agresión, solo que para pelear se necesitan dos.
Vive una buena y honorable vida, así cuando seas mayor y mires atrás podrás disfrutarla por segunda vez.
Mantén tus acciones y rígelas de acuerdo a cómo te gustaría que tus descendientes te recordaran. Mantén tu grandeza y los hábitos que hacen que cada día al despertar te sientas pleno.
Una atmósfera amorosa en tu casa es el cimiento para tu vida.
Los que más nos aman, de forma incondicional, son los miembros de nuestra familia. Son los primeros que se levantaban para llevarnos a la escuela, los que se desvelaban al cuidarnos mientras teníamos fiebre y los que incluso no comían para que nosotros no tuviéramos hambre. Son nuestros padres, hermanos y abuelos; nuestros cimientos en la vida y quienes nos amarán desde el primer hasta el último día.
En discusiones con alguien querido ocúpate solo de la situación actual, no saques a relucir el pasado.
Es irónico que a quienes más amamos son a los que más herimos, curioso. Los conflictos son inevitables, de lo contrario viviríamos en la hipocresía y la falsedad; cuando estos eventos ocurran, lidiemos con el problema y no con otros componentes externos e incluso irrelevantes.
Comparte tu conocimiento, es una manera de conseguir la inmortalidad.
En relación a lo que comentaba al principio, la única forma de avanzar como sociedad, es compartiendo. No seamos egoístas con lo que sabemos. En lugar de eso fomentemos una cultura de cooperación en la que todos podamos aprender de todos. Si en algo podemos cambiar la vida de alguien, la nuestra habrá valido la pena.
Sé considerado con la Tierra.
Es el lugar en el que vivimos y sin ella no hay nada. Respetemos el entorno y cambiemos lo que sea necesario para revertir los efectos de la ignorancia y la indiferencia.
Una vez al año ve a algún lugar en el que nunca hayas estado antes.
Todos cambiamos después de un viaje, salimos de nuestra zona de confort en la que no nos exigimos más que subsistir. Tomemos la iniciativa de visitar lugares que no conocemos. Al final, de eso trata la vida, de conocer y estar con los nuestros; de la misma forma nos conocemos y maduramos.
Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor por cada uno excede la necesidad por el otro.
No al apego. Estar con alguien es porque lo/la amas, no porque tengas la necesidad. Entendamos que no somos objetos a poseer, somos seres humanos que nos acompañamos en el camino que llamamos vida.
Juzga tu éxito según lo que has sacrificado para conseguirlo.
Los éxitos propios como ajenos requieren sacrificios, sacrificios que no vemos, sacrificios que no forman parte de la punta del iceberg. Valoremos y respetemos el éxito sin tratar de minimizarlo o difamarlo, que al final, no sabemos lo que se tuvo que dejar ni los momentos complicados que lo acompañaron.
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