El año pasado, el mejor de la historia del fútbol colombiano, un caricaturista belga indignó al país con un dibujo que mostraba a tres jugadores aspirando cocaína en el campo de juego. Es triste reconocerlo, pero en el fútbol falta humor, todo se torna demasiado personal y muchos responden con violencia a cualquier comentario.
Después de lo que pasó con los caricaturistas asesinados de ‘Charlie Hebdo’, queda claro que este mundo no está para reír ni para soportar chascarrillos. El fútbol no es la excepción.
Luego del acto terrorista en Francia, hubo solidaridad y en Colombia, como en otros submundos, defensas a la libertad de expresión.
Muchos de los que defendieron ese derecho desde aquí seguramente conocen lo que es un estadio de fútbol en un clásico, en un partido importante. Sabrán, entonces, que son decenas los que van a las tribunas a gritar groserías sin reproche. A ofender sin mesura y sin respeto por quienes lo rodean.
Por desgracia, el fútbol se ha tenido que aguantar la ira reprimida de quienes lo ven.
Por eso, es válida la pregunta de qué tan buen humor tiene un hincha de fútbol y, sin ánimo de generalizar, la respuesta es que tiene muy poco. La prueba de nuestra tolerancia se puede medir con la respuesta e importancia que le dimos a la caricatura que acompaña este texto.
Esa caricatura se conoció a mitad del año pasado, después del mítico triunfo contra Uruguay, tiempos en los que respiramos el mejor Mundial para Colombia y la mejor participación de la Selección en su existencia. ¿Vimos eso con ojos pacientes? ¿Nos molestó más de la cuenta? Y lo que es peor: ¿todavía nos ofende?
“Esta caricatura indignante hecha por (Pascal) Pad`r fue presentada en la transmisión de Televisión de la RTBF de Bélgica”, escribió inicialmente en Twitter Rodrigo Rivera, embajador de Colombia en Bruselas.
Luego llegó una carta de protesta formal por parte de Colombia: “(…) la caricatura mencionada y su presentación en su programa de análisis, es una evidente discriminación y muestra un prejuicio contra todos los colombianos en razón de nuestra nacionalidad, de la cual nos sentimos muy orgullosos (…) En este caso, es evidente la irresponsable y ofensiva utilización de un estereotipo en contra de los colombianos que no podemos admitir, ni a la luz de la legislación belga ni de la excelente relación que existe entre nuestros pueblos y nuestros países”.
Pascal se disculpó: “Quería hacerle llegar mi sentimiento de profundo arrepentimiento por la caricatura que conmocionó a sus compatriotas, titulada: ‘Los colombianos respiran confianza’. Obviamente, yo no quería ofender en ningún caso al gran equipo colombiano y a toda la Nación (…) Recibí amenazas de muerte contra mí y mi familia. Esto, sin embargo, me parece algo exagerado. La caricatura fue retirada de las redes sociales y ya no aparece en línea en lo que a mí concierne”.
Hay chistes mal habidos. Las caricaturas de Charlie Hebdo han sido ofensivas y la de Pascal también lo fue. Eso no implica autorización para responder con una bala o ser incapaces de protestar como se debe ante lo que no nos gusta. Hay gente que está tan mal que no soporta ni siquiera una broma. Y en el fútbol ni siquiera que haya alguien que se vista de otro color. Solo por eso es capaz de matar.
En Twitter: @javieraborda