Ni estudian ni trabajan. Y no parece que quisieran hacerlo.
¿Qué hacían en Ecuador, un día entre semana, cerca de 800 hinchas de Nacional? ¿Acaso no trabajan, acaso no estudian?
Es evidente que no. En lugar de ir a nadar a las playas del vecino país, se pusieron a robar. Fueron expulsados y declarados personas “no gratas”. Qué vergüenza.
¿Y entonces? Juan David Londoño, del Blog Verdolaga, que conoce muy bien la hinchada de Nacional, lo reconoce: “Muchos de ellos no estudian ni tienen empleo y encuentran en el barrismo, y en este caso vandalismo, un escape a sus realidades generalmente difíciles y complejas; así como un espacio donde son ‘aceptados’ por ser los de más ‘aguante’. Es un tema social profundo que muchas veces ha sido referenciado como el verdadero problema detrás de las barras y su violencia”.
Bueno. Está bien. Pero más allá de la retórica, para entrar al estadio debería ser obligatorio que los hinchas presentaran un documento que los acredite como estudiantes o como empleados de una empresa. Las cosas cambiarían, aunque sea un poquito.
“¿Ni estudia ni trabaja? ¡Ni mierda, no puede entrar al estadio!” –le diría entonces el policía al hincha a la entrada del Atanasio, El Campín o de cualquier estadio colombiano.
Este sueño no tendría que relacionarse con discriminación o con creer que la gente que va a fútbol y ve fútbol tiene que ser culta, sino con la necesidad de cruzar bases de datos para distinguir entre desadaptados y gente que al menos hace algo por mejorar su vida.
Esta gaminería vergonzosa parece un cáncer sin cura.
A los ‘nini’ de Nacional los echaron de Ecuador. Los ‘nini’ de Millonarios y Santa Fe siguen con su vandalismo en Bogotá. Mañana pasará lo mismo en Cali o en Barranquilla.
¿Qué hacemos? –repito-.
Qué lugar común tan jarto, ¿no le parece? Llevamos años denunciando las mismas penas y nada pasa.
Me piden así el favor de hablar “del otro lado del barrismo, el bueno, porque evidentemente lo hay”.
Y sí. Pero, ¿cierto que nos quedó grande acabar con esta plaga del barrismo malo?
Sepan todos que cuando llegue el tal posconflicto –si es que llega- muchos seguiremos temerosos de la violencia en el fútbol. Y, tristemente, seguiremos contando uno que otro muerto más cerca de los estadios.
Entonces habrá más ‘nini’ en el futbol colombiano: ni capturados, ni encarcelados.
En Twitter: @javieraborda