Pékerman tiene que ser capaz de atajar el peor momento de la mejor selección Colombia de la historia.

Nos estamos derrumbando. Es  triste reconocerlo. Después del Mundial de Brasil sufrimos una Copa América indecorosa, luego llegó la mala racha y ahora vemos como nuestros jugadores se van por dinero a canchas desconocidas.

Lo de “nuestros jugadores”, vale decirlo, es apenas una metáfora. ¿O acaso quién le puede decir a Guarín que está mal irse a China a ganarse más de 27 mil millones de pesos al año?

Si usted pudiera asegurar su futuro y el de su familia ya, ¿no haría lo mismo que Jackson Martínez, que ganará más de 37 mil millones de pesos anuales por jugar con el Guangzhou?

Por eso es que no son “nuestros jugadores”. Son ellos (con los managers hablándoles muy cerca, casi que obligándolos a un destino que no quieren) los que deciden por sus vidas.

Es un tema de peso más que de pesos. Uno grave por el que ya Macnelly Torres se perdió el Mundial de Brasil con tal de ganar más dinero en Arabia Saudita. Tan dramático también como que Falcao podría terminar allí, tal como sucedió ya con Freddy Montero y Giovanni Moreno.

La mala racha nos cayó. Es en serio. Y no hay que buscar explicaciones esotéricas al mal presente. De la desgracia del Mundial de Estados Unidos aprendimos que no hay que creer en brujos ni adivinos. Sin embargo, algo grave nos pasa.

Además de la lesión de Falcao, Ospina es suplente. Zúñiga y Armero están en decadencia. Yepes y Amaranto se fueron. Igual Mondragón. Abel Aguilar es sombra de lo que fue. Sánchez ni va ni viene. Cuadrado se está convirtiendo en una incógnita. Pasa lo mismo con Ramos. A Ibarbo le tocó volver a Nacional. Quintero sigue como una gran esperanza. Igual Muriel. Teófilo no se puso serio jamás. Zapata trabaja. Hasta el segundo en el arco, Camilo Vargas, ha perdido continuidad. “Nos quedan” bien bien James y Bacca.

Cuando un jugador se lesiona, no juega o parte a territorio desconocido, reconocemos que un solo futbolista no hace un equipo. Pero cuando vemos esta avalancha de desdichas podemos preguntarnos si nos estamos quedando sin equipo.

Es entonces cuando Pékerman debe hacer valer los millones de dólares que cobra con su cuerpo técnico. Apoyo no significa condescendencia. Al mal paso en el comienzo de esta Eliminatoria toca hacerle frente con buenos resultados. Con las armas que toque, bien sea con las que juegan en el exterior o con las que brillan en el fútbol local. El técnico está para encontrar estas soluciones.

“Creo que ha llegado el momento de iniciar otra etapa en mi carrera”, dijo Jackson al confirmar que se iba (obligado) del Atlético de Madrid. Pasa exactamente igual con esta Selección Colombia. Necesitamos empezar otra etapa, una que nos saque de este embrujo, ojalá una igual o mejor a la que alcanzó el quinto puesto de un Mundial, con goleador a bordo incluido. Nada menos.

Postdata: No debemos sentir pesar por ninguna de estas estrellas colombianas. Uno se lamenta cuando ve que no triunfan como antes, pero si se piensa bien son personas afortunadas. Falcao cobra 150 mil euros semanales. El dinero no es todo, claro, pero garantizar el futuro económico de una familia entera a los 30 años es un lujo del que gozan muy pocos.

En Twitter: @javieraborda