Jugaban Sevilla y Real Madrid en noviembre del año pasado. A los 21 minutos del primer tiempo, Sergio Ramos hizo el primer gol del partido y un hincha en las tribunas del Ramón Sánchez-Pizjuán celebró el tanto sacando una camiseta blanca estampada con el nombre de Messi.
Muchas cosas no se comprenden, al menos no a primera vista. El amor al fútbol es una locura y por eso los hinchas más apasionados generalmente pierden la razón. Hay quienes dejan de comer por ir al estadio, los que pierden la vida por “defender” sus gustos y otros miles que se tatúan con tal de quedar marcados para siempre.
Sin embargo, hay otros devaneos menores, que tienen que ver con la decisión de ver y pagar por un espectáculo que muchas veces no lo es. Al partido Arsenal- Hull City por la FA Cup fueron este fin de semana 59.830 hinchas y al del Bournemouth contra Everton, apenas 11.404. Es apenas lógico que la expectativa de un partido sea proporcional al número de espectadores.
Así pasa en cualquier latitud. Para el juego Atalanta-Fiorentina pagaron la boleta 15.415 aficionados, 28.198 personas fueron a ver Málaga-Real Madrid y 26.951 estuvieron en las gradas observando al todopoderoso Barcelona en casa de Las Palmas.
Es aquí donde encontramos la locura nacional. Contar 25.978 espectadores para un partido Millonarios-Patriotas de primera fecha es sublime. Son registros parecidos a los del Real Madrid y Barcelona este fin de semana. Lo mejor es que no es excepcional: 16.999 personas fueron a ver Millos-Jaguares, algo demente dadas las circunstancias de nuestro torneo.
La locura trasciende. En Barranquilla, con la plausible previa venta de abonos, Junior jugó este fin de semana ante Pasto frente a 29.278 aficionados. A ver Nacional-Rionegro fueron 29.798 hinchas. También debemos incluir al Medellín, ya que al Atanasio llegaron 28.872 aficionados en el choque ante Cortuluá.
No hay que decirse mentiras. Equipos como Jaguares, Pasto, Cortuluá y Rionegro no llaman sino la atención de los amores válidos pero ciegos. Desde luego, comparar estos datos aislados en Colombia con lo que pasa en Europa es profanar cualquier lógica, desde el poder adquisitivo de los hinchas, la calidad de los campeonatos, la capacidad de los estadios, el juego, los equipos y las figuras que poseen.
Aun así, se debe comprender que en nuestra realidad futbolística hay cosas que sobrepasan el entendimiento. Si bien es previsible que a un partido como Chicó vs. Rionegro vayan 350 espectadores, debemos entender que nuestro torneo es malo, pero no tanto. ¿Por qué el estadio se llena tan poco cuando juegan Santa Fe, Once Caldas, Tolima y Cali?
Son cosas extrañas; un hincha del Real Madrid celebra un gol de su equipo ondeando una camiseta blanca con el nombre de Messi: 19.782 hinchas fueron a El Campín van a ver Millonarios 1-1 Pasto; 41.345 se apuntan al partido del Betis contra el Sporting. La posible mejor explicación es que el hincha cree que paga por ver un equipo, su equipo, cuando en realidad tiene que recordar que paga por ver a dos.
En Twitter: @javieraborda