Me temo que tanto los que dicen que no debe renunciar a la selección argentina como los que respaldan su decisión están equivocados.
La razón es simple: Messi mide 1.70 metros pero ya está grandecito (29 años) para decidir lo que se le antoje, para bien o para mal, y no nos está pidiendo consejos.
En este momento, sin embargo, todo el mundo se cree con derecho de opinar y juzgar sus determinaciones.
Como muchos, Jorge Barraza escribió: “Ojalá Messi no cambie su decisión”. Todos pensando en que esa es la venganza que merece una Asociación de Fútbol Argentina corrupta y mezquina, un equipo que no lo ha sabido acompañar y un pueblo incapaz de ver la luz que irradia una estrella.
Mientras tanto, en la otra orilla de Entre Ríos, Yohana Fucks, una maestra de cuarto grado, publicó una carta dirigida a Messi con un mensaje de la mano para sus alumnos: “no les hagas creer que en este país sólo importa ganar y ser primero”. «Por favor, no renuncies».
De todo se puede encontrar ya en Internet para justificar una posición sobre el tema. Por aquí en Colombia, en una de tantas “telepolémicas”, un periodista aseveró, desafiante, que “Lo que acabó de hacer Messi es una cobardía”. Un familiar mío apuntó: “Con esa decisión de Messi, tristemente le doy la razón a Maradona. ¡Messi no es un líder!”.
Es una pena que el periodista deportivo se parezca tanto al hincha por culpa de comentarios surgidos en la pasión.
¿Qué debería hacérsele al jugador que renuncia a la Selección? “Meterlo preso y dejarlo preso. Tanto que se jodió uno para ponerse la bandera y después botarla por “maricadas”. ¡No jooooda!”, expresó alguna vez “El Pibe” Valderrama. El periodista argentino Beto Casella acaba de pronunciar sobre Messi: «A un tipo que renuncia no lo tenés que dejar entrar al país».
Podríamos poner un millón de ejemplos más. Es fácil juzgar así porque sabemos que el afectado jamás nos va a contestar. Ya quisiéramos nosotros que Messi nos escuchara una sola vez…
Prefiero entonces decir que ojalá nos juzgáramos así a nosotros mismos para mejorar. Termino con una frase del escritor irlandés Samuel Becket, la cual puede marcar el éxito de todos: «No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor».
El éxito en el fútbol es medible en trofeos, pero en la vida va mucho más allá. Por fortuna.
Ñapa
Unas palabras ‘viejas’ de Ariel «El Burrito» Ortega sobre Messi:
“Cómo le voy a decir «pecho frío» a un tipo que cuando tenía 11 años se inyectaba agujas solo para pelear contra una enfermedad. Cómo le voy a decir «pecho frío» a un tipo que con 11 años se fue a Europa con la responsabilidad de cargar con el futuro suyo y de su familia en sus espaldas. Cómo le voy a decir «pecho frío» a un tipo que le dijo que no al país que le dio todo y eligió al que no le dio nada. Cómo le voy a decir «pecho frío» a un tipo que tranquilamente podría estar contando guita en una playa privada y sin embargo está intentando dejar en lo más alto a la Selección de su país. Cómo le voy a decir «pecho frío» a un tipo que lo comparan con un señor que dicen fue el mejor de la historia. Cómo le voy a decir «pecho frío» a Messi? «Pecho frio», pecho frío sos vos que tratas de pecho frío a Messi”