La prueba de que en la Dimayor el sentido común es el menos común de los sentidos es programar el partido Chicó vs. Pasto a la misma hora de la final de la Eurocopa. La mejor opción era no programar ningún juego al mismo tiempo.
Es eso o reconocer que la dirigencia del fútbol colombiano no tiene más remedio que sentenciar a algunos equipos a un entorno deprimente.
La verdad es que no hay forma posible de competirle con nuestro fútbol a una final Francia vs. Portugal. Y aunque está muy bien que se transmitan por TV los encuentros del FPC, quizá habría que pensar si eso no es un autoflagelo para el torneo.
No tiene sentido. Equipos como Chicó o Pasto difícilmente aumentarán su hinchada si les toca ir al estadio al mismo tiempo que se pueden quedar en la casa –ahí sí pidiendo domicilio- viendo un mejor espectáculo por TV.
Es una pena. Seguramente había más gente almorzando en la plaza de Tunja que en el estadio La Independencia a la hora del juego (3:15 PM). ¿Vale la pena transmitir por TV un partido que atrae solo 1.200 personas a las tribunas?
Cantidad no es calidad. Y eso no lo ha podido entender la Dimayor desde su existencia. Tener 20 equipos en primera división ha sido un error para el espectáculo. Como se presumía, con más equipos en “acción” nos llenamos de partidos latosos.
Bucaramanga 0 – Patriotas 0. Partido regular. Asistencia: 2.800 espectadores, aproximadamente. Envigado 1 – Huila 0. Partido malo. Asistencia: 2.500 espectadores, aprox. Cortuluá 2 – Equidad 0. Partido regular. Asistencia: 1.000 espectadores, aprox. Fortaleza 2 – Rionegro 1. Partido regular. Asistencia: 500 espectadores, aprox.
Lo anterior lo dicen las fichas técnicas de El Tiempo sobre los partidos del fin de semana. En síntesis, todos lo sabemos: en cada fecha por mucho tenemos tres partidos atractivos. Más es un milagro.
Estos equipos chicos reciben su dinero por la transmisión de los partidos y hasta contentos vivirán con eso, pero lo que está pasando es que el campeonato está mal estructurado.
En todos los países hay partidos malos, pero en Colombia abundan. Y si bien siempre estaremos en desventaja con la transmisión por TV de decenas de partidos internacionales cada fin de semana, no estaría mal buscar la forma de mejorar la competitividad y calidad de los equipos que al final nos representan.
Nos falta sentido común. La dirigencia se encegueció buscando plata. Parece un chiste: Once Caldas jugó con uniforme negro de local ante Alianza Petrolera, que sí vistió de “blanco blanco”. Dentro de poco, un Millonarios vestido de rojo jugando contra un América vestido de azul.