Los nuevos goles del Tigre han demostrado, una vez más, que el periodismo deportivo y algunos hinchas se equivocan a cada rato en sus constantes juicios y profecías.
El principal problema para los primeros es que se dedican a opinar más que a informar. Y para los segundos, es decir, para los hinchas, la molestia radica en que despotrican de quien se les venga en gana sin juicio, sin reparo alguno.
Lo sabíamos todos. Falcao ha sido un gran profesional, una persona alejada de vicios y escándalos y que jamás bajó los brazos con tal de revertir su mala racha, la de las lesiones, la de quedar fuera del Mundial de Brasil y de pasar por superpoderosos equipos sin dejar huella.
Lo curioso es que el mundo del fútbol vive del juicio anticipado y sigue sin hacer autocrítica. El hincha furibundo es revanchista y así lo son también algunos periodistas deportivos. Por eso, actualmente muchos le restriegan a Iván Mejía los comentarios malintencionados que hizo contra Falcao, cuando de hecho el delantero sufría un aparente ocaso.
«Qué pena, yo quiero mucho a Falcao pero me parece que es un exfutbolista. Él tendría que pensar en dejar de ganar millones y millones para su iglesia, que no es el gran contribuyente de su iglesia. Debe dedicarse a jugar al fútbol en un equipo de media tabla, donde pueda jugar 90 minutos…» , dijo en 2015 Mejía en su típico ofensivo estilo.
Quizás el peor error sea responderle a él con la misma verborrea. Aprovechándose de los golazos de Falcao, los hinchas ahora se arman de valor para contradecir agravios pasados. Pero tal vez lo mejor sea tan simple como dejar de prestarle tanta atención a quien dice lo que no nos gusta y dedicársela al futbolista, al deporte en sí mismo, más que a la ligera opinión.