Hay muchas cosas que no se reciben ni regaladas y otras por las que uno no paga así tenga el dinero. Esto último parece ser lo que sienten muchos aficionados sobre la intención de cobrarle a la gente por ver los “mejores” partidos del fútbol colombiano.

Y es que en este caso la palabra “mejores” sí debe ir entre comillas, porque en nuestro fútbol lo mejor es lo aguantable, salvo contadas excepciones. Sin melodramas, esperar que la gente pague por ver el fútbol colombiano es una apuesta demasiado agresiva de los dueños del fútbol, la cual, desde luego, tiene su asidero en estudios de mercado.

Algunos podrán pagar, más o menos, 30.000 pesos mensuales extra por ver a su equipo contra sus rivales clásicos, pero, de verdad, ¿el espectáculo vale ese dinero? ¿Acaso el aficionado tiene confianza en el producto que le ofrecen? ¿No es ofensivo hablar ahora de exclusividad en nuestro fútbol? ¿No preferiría cualquier mortal pagar por competencias de élite en serio?

Tottenham goleó una vez 9-1 a Wigan y los jugadores derrotados acordaron devolver el dinero de la entrada a sus aficionados. ‘Como grupo de profesionales nos avergonzó el modo en que jugamos (…) y esto es algo que sentimos que les debemos a los hinchas’, dijo entonces, en 2009, el capitán del Wigan, Mario Melchiot. Aquí no hay posibilidad alguna de reembolso, ni siquiera moral. El cobro se siente más como un aprovechamiento de la pasión del hincha. El crudo negocio. La pura verdad. Es lo que es.

En Colombia, ni regalando las entradas se llenarían todos los estadios en una fecha regular del torneo. Por allá en octubre de 1998, Unicosta metió 50.000 personas al Metropolitano para enfrentar a Nacional. Unicosta había confirmado ya su descenso y no tenía mucho más que ofrecer salvo regalar miles de entradas. Aquella vez perdió 2-3.

Ahora, ¿usted cree que si Patriotas, Jaguares, La Equidad, Pasto, Envigado, Alianza Petrolera y Rionegro regalaran las entradas llenarían los estadios? Parece improbable. Es más, ni siquiera Santa Fe, Tolima y Once Caldas lo harían… ¿Y qué pasará el próximo año si uno de estos equipos llega a las instancias finales? Parece un chiste: ¿tocará pagar extra para ver un Patriotas – Millonarios, un Alianza Petrolera – Nacional?

Jorge Perdomo, Antonio Char, Enrique Camacho, Jaime Pineda y Rodrigo Rendón son las cabezas de esta idea. Y está muy bien que el fútbol produzca más dinero, pero que no sea solo en beneficio de unos pocos.  «Un negocio que no produce nada salvo dinero, es un mal negocio», dijo alguna vez Henry Ford. ¿Qué gana el hincha aquí con el tal canal premium? ¿Se va a animar la gente ahora sí, con la violencia que atemoriza en todas partes, a ir al estadio? ¿Acaso habrá transmisiones de mejor calidad? ¿Farid va a ser el comentarista estrella? ¿Podrán los periodistas del canal premium criticar objetivamente el producto del que hablan en un canal pague por ver? Difícil, muy difícil…

Que cada uno haga lo que quiera con su dinero. El precio de las cosas es el que alguien está dispuesto a pagar por ellas. En 1989, el católico Maurice Johnston fichó por el equipo protestante Rangers FC y muchos hinchas pidieron la devolución del dinero de sus abonos. «Gasté el noventa por ciento de mi dinero en alcohol, mujeres y autos veloces. El resto lo despilfarré», apuntó en su frase más cliché George Best. «En el fútbol, la pelota es la única que no recibe dinero. Sin embargo, se lleva la mayoría de los golpes», comentó en sus años Vicent Roca, humorista francés. Aquí, no lo dude, el golpe es una bofetada de frente al aficionado que tanto ha vivido y sufrido el FPC.