Si hablamos de logros importantes a lo largo del tiempo, de la época dorada espacial y la llegada del hombre a la luna, relucen nombres como Neil Armstrong, John Glenn o Buzz Aldrin. Y es que detrás de todos estos grandiosos astronautas, hay un grupo de grandiosas y brillantes mujeres que por mucho tiempo se quedaron en el anonimato y fuera de la lista de reconocimientos que el mundo les debía dar.

Katherine Johnson fue una de las miles de computadoras humanas que trabajaron en los años 40 en el Centro Langley –el más antiguo de la Nasa- , haciendo cálculos matemáticos fundamentales para el desarrollo de proyectos aeronáuticos y de aviación que le permitieran al hombre incursionar en misiones espaciales. Fue una de las primeras mujeres afro en trabajar como Ingeniera en la Nasa, realizando un trabajo exclusivo para “personas blancas”.

Sin lugar a dudas, Katherine fue una mujer fuera de su época como muchas otras, quién fue parte indispensable de la llegada del hombre a la luna y del desarrollo de las Misiones Mercurio y Apolo 11, un legado invaluable lleno de valentía, tenacidad, igualdad y mucho ejemplo para quienes nos dedicamos a hacer ciencia.

O quién vio ‘Hidden Figures’ y no amó a la valiente, osada y arriesgada Katherine. Una historia real que nos recordó que en medio de una sociedad cuadriculada, racista y sesgada, podemos ser más. Ser lo que deseamos, lo que creamos y lo que trabajemos desde nuestros principios, ideales y nuestra formación, que el límite es el cielo.

Después de 101 años se fue Katherine y ojalá el número de chicas inspiradas en su vida y obra sea incalculable.