¿Qué es un maestro? La Real Academia lo define como una “persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo”. Y creo que más que el título son un cúmulo de cualidades las que hacen a los grandes maestros.
Este texto pretexto de mi tío Luis Miguel define a quien fue un gran maestro, rector, un enamorado empedernido de Lorica. Esposo, padre, hermano, tío y un ser humano excepcional: El Mono Pico. A quien en vida demostramos todo el afecto pero a quien hoy homenajeamos a través de estas letras.
MONO PICO… lo tuyo, un grandioso cariño por la educación.
“La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; Si puedes recordarme, siempre estaré contigo».
(Isabel Allende)
Fuiste todo educación:
La educación de la aurora,
la educación del amanecer,
la educación de la siesta,
la educación de las tinieblas serenas.
Tu pedagogía educativa, hizo clara la oscuridad.
Fuiste todo educación,
la educación de la comunicación,
la educación del lenguaje,
la educación del idioma,
la educación de la palabra,
la educación de la lectura,
la educación de la escritura,
la educación de la poesía,
la educación de los centros literarios.
Fuiste todo educación:
La educación del contexto,
la educación del río,
la educación de la Ciénaga,
la educación de la canoa,
la educación del planchón,
la educación de los estuarios,
y del mar oleado.
Fuiste todo educación:
La educación del pensamiento,
la educación de nuestros sentimientos,
tu calidad se notaba desde el primer
encuentro.
Fuiste todo educación administrativa,
la educación que dio educación
a tres instituciones educativas:
Fundaste a Enrique Olaya Herrera,
en San Bernardo del Viento,
llegaste a Julio C. Miranda de San Antero, cuando ésta,
apenas gateaba, la pusiste a caminar.
Y…
llegaste a LACEBE de Lorica, estando en crisis,
y de la crisis aprendimos de tu sabiduría.
Tu sabiduría educativa…
motivos para no olvidarte,
siempre estarás con nosotros.
Hay conceptos que simplemente se replantean y quizás se deba a que vengo de una familia de maestros, sin embargo, no puedo dormir pensando en lo injusta que es la vida, en lo duro que es recibir la noticia de una pérdida y la ausencia por estos días. Imagino como hubiera sido el reencuentro -del que tanto hemos hablado en el grupo familiar del WhatsApp- con mi familia. La generación de los Pico, los maestros, los profes, los de Arenal.
En la vida así como en la escuela no nos enseñan a estar listos para la partida de nuestros seres queridos, en días tan duros como estos donde los pensamientos están revueltos y experimentamos sensaciones nuevas, es más difícil. Estamos acostumbrados al abrazo, al beso, a la despedida.
No dejo de pensar en mis primos, en mi papá, mis tíos/tias, en mi familia completa. Pero me retracto en eso de lo injusto de la vida, retrocedo la película, pienso en las palabras que esta mañana me dijo mi tío Luis Miguel: «Mija, estamos aquí para cumplir un ciclo». Agradezco y decido que me quedo con las idas a Cartagena y la felicidad por ir a visitar al tío Mono, con la alegría de sus visitas cargadas de risas a Lorica, por el encuentro con el tío amoroso y las tardes de tertulia bajo la brisa de los almendros en la terraza de mi casa. El que repetía el café de mi mamá, el que de niña me regaló mi primer morral de rueditas y el padrino de la gran sonrisa en las fotos de mi bautizo. Todos mis recuerdos son alegres y con eso me quedo.
Aún en la distancia, con el corazón arrugado y un par de inevitables lágrimas agradezco a la vida por la familia que me dio, donde la pedagogía del amor nos ha sacado adelante y donde la educación ha sido el pilar.
Adiós Mono Pico, sin antes decir ¡gracias! Te recordaremos siempre.