Hoy no llegó el correo diario con datos curiosos, textos interesantes e imágenes motivacionales, que desde hace años -pero muchos años- llegaba a mi bandeja de entrada. ‘Ron compuesto’, su seudónimo y como cariñosamente lo llamábamos en mi casa, era un hombre amante de la ciencia y la naturaleza. Antes que cualquier título que pudiera tener, el ‘Profe Alonso’ era un ser humano integral.
Siempre recordaré aquel experimento sobre fotosíntesis, donde a chicos de noveno grado, que sólo veían un montón de tubos de ensayo, plantitas raras y un salón de clases desastroso, nos quiso mostrar que podíamos ir siempre más allá, y que al llegar a la universidad entendí lo que lo motivaba a impulsarnos a re-mirar lo obvio y darle otra visión.
Sin lugar a dudas, si alguien supo lo que fue tomar “ron de palitos” por cada picadura, alergia, golpe o raspada en las salidas de campo, esa fui yo. No había salida de campo donde el profe Alonso no estuviera dándonos a probar hojas de plantas, su famoso ron medicinal, de propiedades milagrosas y de forma muy sencilla, explicando los beneficios etnobotánicos de estas. Qué bonita forma de amar la naturaleza.
Más que el padre de familia que siempre nos acompañó a las salidas de campo, el profe del que aprendimos y que halaba orejas con una sonrisa, el gestor ambiental por excelencia de Lorica, fue una compañía para todo el proceso educativo que tuvimos y que, sin duda, marcó en muchos, por no decir todos, lo que somos.
Quedo con el sinsabor por no realizar el homenaje que con Trucco teníamos organizado para los próximos días, en aras de aprovechar la virtualidad, pero con la gratitud de haber compartido con un gran hombre sabio. Me quedo con sus enseñanzas, que son para la vida.
Hablar del bajo Sinú y su historia académica, científica e investigativa implica reconocer el valor y esfuerzo de seres humanos excepcionales que han contribuido en la formación de jóvenes y profesionales de la región.
El viejo Alonso, como cariñosamente le decíamos, era un incansable maestro de las ciencias y la vida que contribuyó con el desarrollo del pensamiento crítico y científico del departamento de Córdoba. Se desempeñó como nuestro profesor de Metodología de la Investigación en el Liceo Politécnico del Sinú en Lorica. A través de la cotidianidad nos enseñó el valor de perseguir los sueños hasta alcanzarlos.
Alonso soñaba con una generación de jóvenes investigadores formados en diversas áreas del conocimiento, que fueran capaces de liderar las gestiones y decisiones territoriales bajo el sentido de la ecología humana, reconociendo el valor que cada individuo tiene en la conformación del gran cosmos y la manera en que nuestras relaciones y comportamientos influyen en la construcción del mundo que queremos.
Nos enseñó el valor de la estadística, la experimentación, la lectura crítica, el trabajo de campo, el diálogo directo con las personas, las comunidades y la naturaleza. Un padre de la ciencia sinuana, hombre virtuoso, servidor incansable, cuya calidad literaria siempre expresó a través de sus insuperables y hermosos relatos. Capaz de conjugar verbos difíciles con una inmensa sonrisa. Gracias por inspirarnos por el camino de la ciencia y por enseñarnos que muchas de las limitaciones para volar están en la mente.
Hoy somos mujeres de ciencia y fe gracias a lo que sembraste en nosotras.
¡Feliz retorno a la tierra, amigo y maestro! ¡Feliz viaje, viejo Alonso!
“Se fue un soñador de la vida con los pies en la tierra” (Arnaldo Peinado, despidiendo a Alonso Segura 30-08-2020).
Ana Lucía Pico-Vargas
Rosa Inés Babilonia Ballesteros