Hace unos años, mi tío Luis Miguel – docente integral, ser humano inigualable, maravilloso, ambientalista empedernido y de las mejores personas que conozco- me escribió este texto pretexto por mi cumpleaños.

Hoy lo comparto con ustedes porque leerlo después de todo este tiempo me hace confirmar la importancia que tiene apoyar a nuestras niñas y jóvenes en el camino de las STEM.

Ana Lucía

«Tiene la mente arisca, como venado disparado, saltando nacimientos de agua, en los Cerros de la Cuchilla de Cispatá. Sus pensamientos investigativos crecen, parecidos a la reproducción de las medusas en las aguas de aventuras del Mar Caribe.

Te pido sobrina linda, seas sencilla, conserves tu sencillez, de la misma manera como las medusas conservan sus crías. Construye conocimiento participativamente y tu sencillez te llevará, tomada de la mano, a la casa del aprecio y al patio de la estimación.

Y… Cuando camines, los caminos de la ciencia humanista ayudarán a saldar la deuda que la ciencia tiene con la vida y la cultura.

Tú, mi sobrina debes ser… Ciencia social: la ciencia al servicio de la humanidad.

Nunca, nunca, pero nunca olvides: primero el ser, después el científico. Iniciaste muy niña a construir la mujer científica que se perfila como reemplazo a los hombres de ciencia que abrieron el camino. Te invito a soñar un mundo mejor. Posible, donde todos tengamos espacio sin empujarnos.

AL, primero el ser, después, el saber.

Cuando el mundo científico publica tus hallazgos, la familia completa viajamos al Mar Caribe, a nadar en los arrecifes coralinos a recoger medusas para surtir tu laboratorio».