Nací con una malformación vascular congénita, llamada normalmente Mancha de Vino de Oporto. Una marca de nacimiento que ocurre en cada 3 bebés por cada 1000 nacidos. No se conocen a ciencia cierta sus causas o formas de prevenirlo.

Para mí, nací con una linda marca de nacimiento que tengo en la parte alta de pierna izquierda y que me encanta, pero no siempre fue así.

Cuando era niña, me acomplejaba y usar faldas o pantalones cortitos era una odisea, no lo expresaba pero me apenaba y detestaba que me preguntaran: ¿Qué te pasó ahí? -señalando mi gran mancha roja-, porque no lo entendía y no lo podía explicar. Este tema nunca fue trascendental en casa y no recuerdo una explicación del porqué había nacido así, hasta que a cierta edad lo empecé a averiguar. Esto me hizo entender, amar-me y ver lo lindo de esta condición. Mi mancha roja no representa peligro alguno para mi salud, no duele, no pica, si bien, ha crecido y se ha desplazado con el paso de los años, pero es un plus que me hace ver lo genial de la condición humana.

Dado que las malformaciones vasculares congénitas son usualmente en el rostro o zonas de mucha visibilidad, se han convertido con el paso de los años en una enfermedad con complicaciones psicológicas y físicas potencialmente devastadoras, que afecta significativamente a niños y jóvenes.

Hoy, agradezco a @vbirthmarks por motivarme a contar esta historia a niños, niñas y jóvenes de muchas partes del mundo, que se acomplejan, sufren depresión, crisis por baja autoestima y problemas en sus relaciones interpersonales debido a estas malformaciones.

¡Somos más que una mancha de nacimiento!

#MoreThanABirthmark ❤️