Si te digo que se puede ser feliz bajo un palo e’ mango. ¿me crees?

Ahora bien, ¿qué significa para un caribeño la sombra de aquel palo de mango de la casa de los abuelos, la brisa de las tardes de verano donde se reposan los 35 tropicales grados de la sabana, la sombra que abraza los días calurosos y el vaivén que produce el sonido de sus hojas, cuál arrullo en una hamaca? Felicidad. Eso y más significa la sombra de un buen palito e’ mango, sin embargo, si lo analizamos desde el contexto cultural y de nuestra amada región, el palo e’ mango no sólo es el lugar de reunión, de descanso, sino que representa el terruño, nuestro más anhelado lugar de origen.

Es por eso, que conocí un lugar increíble en la ciudad de Barranquilla, el restaurante Palo e´ mango, un restaurante ubicado en el barrio El Prado, que desde el rescate de esas recetas propias de la región busca presentar una propuesta cotidiana, fresca, sofisticada pero andariega a través de platos con personalidad.

Palo e’ mango es un lugar acogedor, donde la magia de las recetas que Alex Quessep, un sincelejano con alma caribe, corazón cordobés y andariego por naturaleza, logra reunir varios elementos donde no sólo muestra la gastronomía caribe de una forma sofisticada, sino que eleva esta propuesta de gastronomía a la cotidianidad de manera sostenible.

Desde una milhoja de bollo de mazorca con queso, hasta una tortilla de casabe de Ciénaga de Oro – Córdoba, con tahini de berenjena, pasando por pesca fresca con camarones secos, de la Guajira, empanaditas de cordero a una casa con un estilo republicano tardío, que me hizo volver a mis clases de Sinúcultura del colegio en Lorica, que al adentrarnos nos sentimos en un museo itinerante, adornado con morteros artesanales de los diferentes formas y tamaños, una biblioteca con tesoros de la gastronomía colombiana y piezas en totuma, que son verdaderas joyas de la artesanía, una vieja máquina de escribir, cucharas de palo, fotografías, una cereta para hacer queso costeño, canastos, lámparas de gas, que combinan con las latas de corozo y tejidos de la región que adornan sus techos y sal, un verdadero museo caribe que le apunta al rescate de nuestra cultura con productos locales y negocios verdes.

Al llegar al patio -sin duda- mi lugar favorito, un inmarcesible palo e’ mango en el centro, cuenta y recoge las historias de cada comensal y hace que el restaurante sea el reflejo de lo que somos como caribe, una mezcla macondiana de cultura, encanto, misticismo y buena cocina.

¿Ahora me crees porque bajo el Palo e´ mango se puede ser feliz?

Y si de sabores hablamos, ese día confirmé porqué Alex Quessep tiene tanto renombre en la costa, comida absolutamente exquisita, acompañada de bebidas refrescantes y una tertulia maravillosa en ese patio republicano, donde Alex nos contaba de sus vivencias de hace muchos años en la sabana cordobesa encarama’o en los palos de mango.

@paloemangorest

@alexquessep