La vida es eso que pasa mientras aprendes lecciones de vida. Últimamente y como siempre, he estado reflexionando acerca de todo, quizá eso sea una cualidad, a veces, no tanto. Ser dueña de mi tiempo, tener papel, lápiz y un teclado disponible 24/7 me sirve para eso, y es que qué gran bendición es poder opinar desde mi perspectiva lo que veo.
Re-leo y confirmo: no son las cosas que hemos logrado, sino los pequeños grandes triunfos que alcanzamos cada día. ¿Te has puesto a pensar lo afortunados que somos cada día? No es no, pero no son las heridas del pasado sino la luz que tenemos luego de esa oscuridad. No son los días grises, sino la fuerza que los colores del día a día nos da para caminar a pasos agigantados, firmes y derechos. No son los sueños que no hemos logrado, sino las formas que tenemos para reinventarnos y crear nuevas maneras de lograrlo.
Antes pensaba que los días eran: rosa, azules, verdes y amarillos. Hoy, después de muchos años y nuevas vivencias, creo que tienen matices multicolores, basta un segundo para que el rosa se torne a rojo y de rojo pase a verde, y eso nos hace resilientes. Así como en un incendio voraz, donde quedan cenizas grises después de muchas tonalidades rojas y naranjas, incandescentes, perfectas para el renacer del ave fénix.
En estos tiempos tan difíciles para el mundo, donde cada día hay algo nuevo y disruptivo, agradezco mi hogar y lugar seguro, las atemporales charlas que finalizan en risas con mi esposo, la compañía perfecta de mis papás, contar incondicionalmente con mis hermanas y sin duda, tener salud, esa que damos por sentada, que es tan frágil y sin ella, ¿qué somos? Tambalea hasta el más fuerte. Y yo, que me creía invencible, cuántas lagrimas me ha costado entender esa fragilidad a lo largo de los años.
Insisto en que somos los lugares, los olores, la gente que amamos y nos ama de vuelta, las experiencias, los amores, los desamores, las lágrimas, cada tormenta, cada amanecer en calma, todo suma, todo construye, todo nos deshace, todo nos hace rena-SER.
He ahí la importancia de las prioridades, desde el punto de vista que lo veas. Los cambios son una semilla que se nutre de nuestras experiencias, nuestros sueños, de los silencios del corazón, de nuestros miedos y de nuestras más profundas pasiones. También de nuestras frustraciones y aciertos. Los cambios llegan cuando permanecer igual se hace insostenible en nuestra alma y se vuelven una tormenta de inevitable transformación. Incomoda, te molesta, la evolución personal te exige movimiento, es física pura.