@NataliaGnecco
De acuerdo con la firma de formación internacional Education First, EF, Colombia está en el grupo de los países con menor dominio del inglés y hasta ahora la culpa solo ha recaído en los profesores de inglés, pues han sido los únicos valientes en pasar al tablero y rajarse.
Sin embargo, la responsabilidad no debe recaer solamente en el sector de la educación, pues mientras no exista una verdadera apertura hacia el bilingüismo, que permita a los profesionales utilizar indistintamente las dos lenguas en cualquier situación de comunicación, vamos a seguir en el mismo mediocre nivel de inglés, que ocasiona tantas debilidades competitivas.
Sin ir muy lejos, en el 2006 el Ministerio de Educación creó el Programa de Bilingüismo en el marco de Visión Colombia 2019 con el que pretendía trabajar conjuntamente con sectores de comercio, cultura y comunicaciones, pero seguimos en pañales. En el 2013, el Ministerio de Industria y Comercio lanzó su programa I Speak para mejorar el nivel de inglés, de quienes estén vinculados a los dieciséis sectores que trabajan con el Programa de Transformación Productiva. Las iniciativas gubernamentales no faltan, ni la creación de nuevos escuelas, institutos, universidades, academias online, etc que ofrecen programas de aprendizaje revolucionarios, prácticos o económicos para dominar la lengua anglosajona. ¿Pero por qué la fuerza laboral colombiana no termina de encajar en la onda de la globalización?
La respuesta puede ser muy diversa, pero básicamente en Colombia hace falta reconocer la importancia de hablar inglés y otros idiomas en el entorno laboral. Muchas empresas públicas y privadas se limitan a encuestar el nivel de inglés, pero no propician un ambiente bilingüe de ningún tipo, es por eso que la gran cantidad de profesionales bilingües que aterrizan en las oficinas se encuentran con una barrera cultural hacia el idioma y terminan actuando como los demás: se limitan a leer la información en inglés, enviar correos sólo si es estrictamente necesario y hablar el idioma como si les tocara pagar impuestos por cada palabra que pronuncien.
Todo porque los idiomas no se valoran lo suficiente en el ámbito laboral colombiano. La gente se siente apenada de hacer un “switch” entre un idioma y otro. Además hablar inglés e incluso más idiomas no asegura un mejor salario o escalafón salarial, es por eso que no es extraño encontrar altos ejecutivos o funcionarios públicos de rango superior que no saben decir ni “hello”, a pesar de ostentar cargos que requieren esta herramienta para aprovechar oportunidades de negocios, de inversión extranjera o de transferencia tecnológica.
Lo más triste es la inversión económica tan grande que siguen haciendo los padres para que sus hijos estudien en colegios bilingües, la política de las universidades privadas de no graduar a un estudiante que no domine perfectamente el inglés, sin mencionar el esfuerzo de enviar a los graduados a Canadá, Estados Unidos, Australia o el Reino Unido para que perfeccionen el inglés, todo esto para llegar a Colombia, encontrar un empleo donde deben guardar esta herramienta en un cajón, porque las empresas e instituciones colombianas no propenden por el bilingüismo.
Mientras se siga cultivando la mediocridad en el ambiente laboral, al no exigir un nivel de inglés certificado en los cargos de alto perfil que así lo requieran, seguiremos en el mismo círculo vicioso, aceptando “ yo me defiendo en inglés”, “mi inglés es más técnico”, “lo leo, pero no lo hablo mucho”, etc. Prueba de ello es constatar la cantidad de equipos de traducción que se requieren para las conferencias en inglés de empresas e instituciones donde se supone que la mayoría de los asistentes ¿ manejan una segunda lengua. Y ¡oh sorpresa!, el que usted menos piensa está con audífonos escuchando la traducción en español.
Las áreas de talento humano deberían implementar estrategias para incentivar el uso del segundo idioma, a través de grupos de trabajo en inglés, reuniones, actividades de integración, etc para que se cree una cultura de trabajo alrededor del bilingüismo sin necesidad de esperar que venga un experto internacional de visita para poder practicar un poquito ese idioma, que tanto tiempo, esfuerzo y dinero ha costado.
Si se creara un ambiente laboral a favor del bilingüismo, es muy seguro que quienes no hablan un segundo idioma sentirán una motivación extra para aprenderlo, al estar en contacto permanente con quienes lo practican a su alrededor. Las multinacionales no serían las únicas llamadas a favorecer salarialmente a quienes dominan varios idiomas y los profesionales bilingües estarían más valorados, porque por ahora se deben conformar con sentirse desmotivados, avergonzados por hablar inglés en un ambiente donde sólo reina la lengua materna y sirviendo de traductores simultáneos improvisados a sus jefes de turno.
Fotos: amadysfa.net- 20munutos.es
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