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Según un estudio que publicó El Tiempo en  Colombia 246 mujeres son agredidas diariamente y el departamento de Antioquia lidera las cifras del país en violencia sexual, homicidios y reclutamiento para la prostitución forzada. Esta triste realidad sumada a la escasa participación de las  mujeres colombianas en política y al papel que han jugado  hombres icónicos de la  memoria del país que fueron  inmolados por  sus creencias arraigadas sobre equidad e inclusión sirvieron de inspiración al fotógrafo, antropólogo y profesor Camilo Gómez Durán para crear su obra Corriente Sagrada- pagamento.

Un total  de trece  fotografías fueron expuestas  en el Día de la Mujer en Los Funámbulos Centro de Experimentación Artística, bajo el auspicio de la Fundación Linterna en Bogotá. Las imágenes han provocado una gran controversia por su alto  contenido sexual y político, a tal punto que varias galerías, centros culturales,  universitarios e incluso algunos medios de comunicación han vetado la exhibición  o la simple mención de la obra.

Pero ¿qué hace que Corriente Sagrada-pagamento  sea una obra censurada? Camilo Gómez  decidió abrir un espacio de reflexión en entorno a la violencia femenina escogiendo cuerpos  desnudos y apoyado en  los dibujos de  Sergio Valencia Mejía insertó  los  rostros de los lideres inmolados Jorge Eliécer Gaitán (1948) Rodrigo Lara Bonilla (1984) Guillermo Cano Isaza (1986) Luis Carlos Galán (1989) Carlos Pizarro Leongómez (1990) Álvaro Gómez Hurtado (1995)  y Jaime Garzón Forero (1999) .

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La encargada de hacer la reseña de Corriente Sagrada es  Ginna García-Aguilar docente de cátedra para el seminario teórico-práctico de investigación  y directora de tesis de pregrado de artes visuales en la Javeriana,  actualmente  cursa  su doctorado en filosofía en la Universidad  Nacional. García interpreta la obra de Camilo Gómez así: «Corriente sagrada alude a las dinámicas de género, su modelo binario, las prácticas patriarcales y la emancipación. Estas fotografías suscitan al menos tres lecturas: la del acceso restringido al poder político por parte de las mujeres y su imposibilidad para transformarlo; la del modelo patriarcal y religioso de las figuras mesiánicas como paradigma de participación política; y por último, la de cómo cuando estas figuras históricas incorporan valores femeninos a sus ideologías, se desencadenan fuerzas normalizantes que aseguran la continuidad del status quo». 

 Por su parte, Camilo Gómez quiere  defender el trabajo activista de artes visuales que presenta, el cual sustenta en la filosofía del arte comprometido o engagé que no busca manifestar solo y simplemente aquello que se ve, sino que busca dejar un mensaje de reflexión con  obras cargadas de contenidos  políticos, sufrimiento humano,  la guerra o  la muerte.

 
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¿Por qué el nombre de «Corriente Sagrada»?
Corriente sagrada es la sangre que corre al interior y fuera de los cuerpos. La sangre de un bebé recién nacido, la sangre de una empresaria, de una desplazada, la sangre de un soldado, la sangre de un delincuente, la sangre de la menstruación… Todas son igualmente sagradas, para mí. En sentido más profundo, también en lo personal, Corriente sagrada equivale a la vibración que recorre los cuerpos cuando se produce la experiencia mística del éxtasis, esa especie de orgasmo generalizado y extendido que refieren los místicos. De allí tomé el nombre.

¿Cómo ha manejado la censura de su obra?

¡Todavía no sé cómo hacerlo, pues la censura es velada! La mayoría de las galerías o medios que contacté y que se rehusaron a mostrar o difundir la obra, no comunicaron explícita o francamente, sus razones. Algunas galerías ni siquiera contestaron. La directora de una importante sala, a quien le envié la propuesta, y a quien conozco, no sólo no contestó, ahora escasamente saluda cuando me ve.

¿A qué obedece esta censura?
Trabajar con temas que tocan las fibras profundas de la identidad nacional, conectándolos con otros que tienen que ver con la violencia, el género y la sexualidad, entiendo, puede ser perturbador para algunas personas. Pero ello, precisamente, es lo que busca la obra: incomodar los patrones mentales que nos mantienen anquilosados o ciegos ante problemáticas profundas. El arte comprometido, el arte como herramienta política, todavía no logra abrirse camino al interior de los espacios privados en Colombia. Impera el gusto por un arte decorativo, anestésico, que no genere mayores preguntas. Predominan las nociones de negocio o de arribismo.

¿Su reflexión  ha tenido eco en algún medio de comunicación?
Corriente sagrada, poco a poco, ha logrado una voz, fui invitado a la emisora HJUT y allí me entrevistaron, los audios se pueden escuchar en youtube  bajo el nombre de «Entrevista Camilo Gómez Durán – HJUT . UJTL»

¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la censura a los artistas como usted?

Basta abrir las páginas de los diarios los domingos y ver que el espacio dado a los artistas es mínimo. En Bogotá ocurren eventos culturales sustanciales a la realidad nacional, a diario. Pero no hay un espacio en los medios que cubran tales propuestas ni que les hagan análisis o eco. No sólo se censura a artistas comprometidos, sino a la gran mayoría. Los medios los desdeñan. No son negocio. Hay propuestas serias y coherentes que la crítica y el periodismo ignoran olímpicamente, en tanto se siguen llenando los espacios de comunicación o de exposición, con aquellas fórmulas que todos conocemos de sobra. El público es tratado como un niño al que le gusta que le repitan la misma película una y otra vez. Psicológicamente, es un espacio común donde se reafirma a la seguridad que teme crecer. Este espacio mismo a través de tu persona en El Tiempo.Com ¡me parece un milagro!

¿Cómo le fue con la Biblioteca Luis Ángel Arango?

Tengo gran respeto por tal espacio y por ello mismo la envié allí. Según entiendo, el comité de selección deliberará a finales de junio. Cualquiera que sea su decisión, está bien.

Ahora que regresa por unos meses a  Canadá ¿piensa exhibir  Corriente Sagrada?
Corriente sagrada, compuesta por trece  imágenes, es una propuesta local. Sólo una galería interesada en América Latina, pienso, se interesaría. Sí la voy a llevar, aunque me gustaría recrearla aludiendo a una problemática y personajes de carácter cosmopolita.

¿Cree que allá sería objeto de censura una obra como Corriente Sagrada?
Canadá es un país donde la libertad de expresión es maravillosa. Recuerdo muy bien, durante la ceremonia de ciudadanía, el discurso de la juez quien  fue enfática y colorida al decir que ese país protegía la libertad de expresión por encima de cualquier otro derecho. También me marcaron los profesores de mi carrera, con su franqueza rayana en ideas anarquistas, no importaba el tema. Tuve la gran suerte de estudiar antropología en una universidad progresista y revolucionaria a varios niveles.

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¿Cómo hizo  el casting de las mujeres que posaron?
Este proyecto contó con modelos comprometidas a fondo. Le metí mucha energía para hacer contactos, explicar el proyecto, y concertar la cita para la toma. Ocurrió que algunas de ellas se mostraron muy entusiasmadas con la idea de posar para Corriente sagrada, en principio, pero que luego de comentarlo con sus parejas o familias, se echaron para atrás. Sumisas, ¡desafortunadamente! Otras, especialmente aquellas con una autoestima baja respecto a sus cuerpos, también declinaron. No logré, para mi pesar, una fotografía con una mujer obesa. La publicidad sexista, los medios, las chicas águila, logran su cometido.

Antioquia lidera las cifras del país en violencia sexual contra las mujeres. ¿Ha pensado en llevar su  obra allá?

Se dice que si uno tiene algo de sangre costeña, ¡se salvó! En mi caso particular, he luchado para cambiar de horno alquímico mi sangre antioqueña y santanderiana, criada en Bogotá. Sin duda me gustaría llevar su mutación a Medellín, para que allí, Corriente sagrada abriera un debate.

¿Cómo percibe a estos posibles  espectadores de su obra?  
En todas las sociedades, la batalla de los sexos ha generado diversas formas de contienda. La lucha por el poder, cada día, se hace más compleja, frentera y dramática, en tanto los recursos naturales y los valores solidarios escasean. Los poderes sexual y económico se enfrentan, hoy, con mayor violencia. En tales culturas –donde hombres y mujeres construidos con un fuerte componente patriarcal– que se ven perturbadas por las revoluciones del feminismo y del marxismo, la fricción frente a un capitalismo irresponsable y a un machismo retrógrado, es mucho mayor. Las mujeres que emergen con ideas, poderes y libertades sintonizadas con los avances sociales y culturales que el Internet democratiza, y que re-modelan el mundo, sufren mayor represión.

¿Qué hace falta para que las mujeres logren ganar ese espacio político que menciona en su obra? 

¡Las mujeres en Colombia son maravillosas por su inteligencia, empuje y estamina!  Su contienda con una cultura profundamente patriarcal, interiorizada y circundante, es seria. Y por ello mismo, no les hace falta nada, sino optar por no tener hijos y dedicarse más a su desarrollo,  a sus luchas políticas. Es mi imaginario, ¡claro!

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¿Cómo  convenció a Sergio Valencia para participar con sus dibujos en Corriente Sagrada? 

Conocí a Sergio en kinder. Su tierna mano ya era mágica. Le pedía, como El principito, que me dibujara maravillas. ¡Pero su corazón supera su mano! Fueron largas horas interviniendo las fotografías; se apropió de Corriente sagrada como si fuera su propio hijo especial y bello.

Finalmente ¿estamos preparados en Colombia para apoyar el arte comprometido o engagé?

Colombia atraviesa por un periodo pleno de renacimientos, en pos de la transparencia. Es maravilloso como los colombianos en algunos escenarios, podemos decirlo todo. Es más, los colombianos lo decimos todo. Pero hay violencia, inequidad y corrupción. Quienes somos artistas, académicos o periodistas, tenemos licencia para tratar cualquier tema. Si nuestro discurso está bien fundamentado, pasa y se queda en las mentes de quienes nos ven o escuchan. El texto que acompaña esta propuesta, y la reseña que escribiera Ginna García-Aguilar, quizá confirmen lo anterior. Con esta pregunta me haces pensar y extrañar a Jaime Garzón.

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