Como adolescente y aun viviendo con mis papás repetía y repetía muchas veces este titular… Sin darme cuenta que no podría hacerlo realidad porque no tenía para dónde irme (y que tampoco me iría para la casa de algún familiar o de un amigo, no eran las opciones más viables).

Yo sé que ustedes también dijeron eso mismo alguna vez (hasta que se dan cuenta que, sin un trabajo estable o salario fijo, es imposible), porque por esa misma situación hemos pasado todos. ¿O no?

Los tiempos cambian, uno crece y, como dicen los papás: «es tiempo de abrir las alas», ya sea porque te están sacando de tu casa o porque definitivamente sientes que es hora de emprender la idea de irte a vivir solo.

Emocionado, feliz, con muchas expectativas, lo logras, sí, así es, te desprendes del seno de tu hogar que te vio crecer, decides abandonar el nido de tu familia, dejar atrás el «el hotel mamá», lo haces muy seguro, ya que te enamoraste de ese primer lugar que encontraste para al fin mudarte.

Cuando ya estás en el espacio que hallaste, ya sea el de una casa o un apartamento, ante tus ojos, no tiene desperfectos, averías, errores, fallas, nada, el piso, por más helado que esté, no te importará porque tus pantuflas se encargarán de esa situación, si el lugar resulta ser frío en las noches, simplemente te comprarás un par más de frazadas o un calentador, si la cocina te quedó pequeña, te las arreglas con menos chécheres; así es el comienzo de una bonita y lo que parece ser estable relación entre tú y tu nueva vivienda.

¿Una relación? Así es… Porque empezaste a vivir en unión libre con tu espacio, es más, hasta tienes que serle fiel mínimo por un año o más (dependiendo el contrato que firmes con el arrendatario), este personaje vendría siendo como el juez o el sacerdote quien los casa por ese determinado tiempo.

Listo, ahora eres marido o mujer, pero de un espacio y, como en toda relación, los problemas, inconvenientes, discusiones (porque también le alegas a solas a tu casa), aburrimiento y muchos otros sentimientos comienzan a salir a flote… Y aún más en cuarentena, donde ese espacio que creías que sería tu vivienda, también se convirtió en tu oficina, gimnasio y hasta salón de clases (colegiales o universitarias).

Abres los ojos en las mañanas y estas en ese lugar que ya no te agrada mucho, por más que trates de intentarlo, definitivamente ya no te gusta, pero no puedes irte antes de terminar el contrato, estás CASADO/A «hogareñamente» y el «divorcio» tiene muchas cláusulas costosas, así que solo puedes tener paciencia.

Pero estando en el modo «respira, respira…», conoces un espacio con el que puedes salir sin tanto compromiso, es más, no necesitas más de 3 citas para pasar la noche ahí, porque puedes reservarlo para un fin de semana, para toda una semana o por el tiempo que quieras.

Sí, eso fue lo que me pasó a mí, le fui infiel a mi vivienda con la que tengo un compromiso por determinado tiempo, ya te debes estar preguntando ¿con qué espacio la engañé? Les voy a confesar mi pecado… fue con Morph, un nuevo espacio que pertenece al concepto de vivienda turística, donde te ofrecen la mejor experiencia de libertad en hospitalidad, y como les decía anteriormente, pueden pasar unas cuantas noches allí o el tiempo que quieran (Reserva aquí).

¿Y sabes qué es lo mejor? Que su personal capacitado (que cumple con todos los protocolos de bioseguridad) se encarga de todas tus necesidades… Lavandería, aseo (hasta te tienden la cama). Ya no tienes que perder el tiempo preocupándote por esas tareas.

Por si no lo sabías, la vivienda turística se traduce en vivienda y hotel al mismo tiempo, es decir, son apartamentos con amenidades superiores a las de hoteles con estrellas, porque además de sentirte como en casa (pero en la de tus sueños, porque yo quiero un apartamento así), cuentas con un coworking, bibliotecas, galerías de arte, peluquería o barbería, salones de yoga, restaurantes, rooftops, bares, salones de bienestar, gimnasio y parqueadero privado para carros, motos y bicicletas eléctricas.

A decir verdad, me sentí como en el apartamento que deseo tener muy pronto (sí, hasta con un coworking para que mis compañeros de trabajo me puedan visitar para dedicarnos a labores y ocio).

Pero aquí no termina todo, porque si eres de las personas que sabe invertir su dinero para construir patrimonio, pues bueno, también puedes adquirir uno a través de www.urban-k.com.co, ya sea para alquiler y recibir ganancias o valorizar y vender.

Dicen que uno debe compartir las mejores experiencias, y a pesar de serle infiel a mi casa, tenía que hablarte de esto, sé que te gustará este nuevo concepto de vivienda y hotel al mismo tiempo (porque puedes hacer lo mismo que yo hice, dedicarme a trabajar y descansar mientras alguien más se encargada de todo).

Si te quedas allí, puede que seamos vecinos.