Hace unos días, ante mi inquietud en Twitter sobre si los abogados en Colombia tienen que presentar un requisito de admisión a la barra similar a sus contrapartes estadounidenses, el abogado, profesor de Los Andes, y blogger de El Tiempo Santiago Pardo me respondía que si bien no existe, ha habido una discusión alrededor de la creación de un colegio colombiano de abogados, una discusión, que bien podría trasladarse al campo de la docencia, ¿Por qué los docentes colombianos no están asociados?

Ante una pregunta así, la respuesta que surge casi que por reflejo es que los docentes si lo están, a través de entidades como FECODE y los sindicatos docentes de las regiones del país.  Sin embargo, estas no corresponden a un nivel de asociación de los docentes que ha sido largamente ignorado en el país, el cual se encuentra relacionado con el desarrollo y sistematización de prácticas docentes dejándole las necesarias reivindicaciones laborales a los sindicatos. Una hipotética asociación profesional de docentes en Colombia tendría, como primera función, convertirse en un repositorio sistematizado de prácticas y saberes educativos a los cuales los docentes del país podrían tener acceso; y, a partir de esta labor, iniciar un proceso de cualificación docente; a fin de cuentas, si empieza a haber una base de datos sobre la práctica docente, es posible establecer estándares que permitan cualificar y certificar a los docentes, resolviendo así varias inquietudes asociadas al rol que pueden tener los profesionales no licenciados como docentes, siendo esta una labor que depende en buena medida del aprovechamiento que se le da a las redes existentes de comunicación entre docentes.

Esta idea de asociación deja varias preguntas: la primera tiene que ver con el sector que impulsa dicha asociación, y en este sentido hay que enfatizar que el ímpetu inicial para la desarrollo de la iniciativa tiene que venir a partir de un esfuerzo mancomunado entre docentes y academia en virtud de su trabajo inicial como compilador de saberes y prácticas. En este sentido, es importante tener en cuenta que, si bien la comunicación con el sector gubernamental es algo que eventualmente ha de pasar, debe ser restringida hasta que la asociación docente esté completamente establecida; con esto, será posible mantener una independencia que garantice autoridad y reconocimiento a los eventuales procesos de certificación y cualificación que pueda llegar a ofrecer. 

No resulta descabellado creer que se puede estar cerca de una iniciativa así, a fin de cuentas, las posibilidades de comunicación entre grupos docentes han aumentado significativamente, y los mismos docentes entienden su creciente responsabilidad en el tema. Eventualmente, aparecerá una iniciativa de este corte que si bien tendrá un carácter y desarrollo prolongados, tendrá un carácter revolucionario y positivo en el panorama educativo nacional.