Javier Prieto Tristancho – @japritri
Colombia vive en elecciones, hace apenas dos años estábamos a punto de elegir autoridades locales y hoy –bueno, hace ya unos meses– volvemos a presenciar la campaña electoral, esta vez por la presidencia y el congreso. A pesar de la alta frecuencia de las contiendas electorales, en la mayoría de ciudades y municipios colombianos se presenta un abstencionismo de más del 50 % de los ciudadanos capacitados para votar en las urnas, lo que genera una percepción clara de apatía de la ciudadanía por las elecciones.
La apatía tiene muchas causas, una de ellas –tal vez la más importante– es que a las grandes maquinarias políticas no les interesa que el porcentaje de participación se aumente porque se encarece el voto y porque el voto de opinión crecería de tal forma que nuevos líderes (jóvenes o viejos, pero con ideas) podrían tener opciones de bajarlos de sus
curules.
Por eso, tal vez, es que estos ‘políticos’ con maquinaria tratan de confundir al electorado y nos hacen creer que el ejercicio de la política es lo que en realidad es la politiquería. Por eso es que pocos buscan votos donde el público es exigente y cuestiona cada propuesta para saber si es ejecutable. Por eso, para que esa gente no vote, estos maquinistas tienen patrones de comportamientos muy parecidos, con el único objetivo de que muchos se pregunten «¿yo para qué voto si todos son iguales?»
Con este mismo objetivo algunos empiezan a insultarse con otros, a ofenderse, porque si algo tienen claro estos tipos es que a muchos –no quiero decir «la mayoría» porque espero que no sea así– de los colombianos les gusta ver y escuchar peleas y conflictos ajenos y porque (esto
es lo peor) a muchos les gusta la violencia y creen en ella como única forma de resolver los conflictos, porque hemos vivido en una sociedad violenta por más de una generación.
Sin ir muy lejos, hace unos días, José Obdulio Gaviria (que, por desgracia, será senador) insultó públicamente a más de una persona ofendiendo buen nombre utilizando, incluso, un discurso discriminatorio contra alguien por sus preferencias sexuales y, por supuesto, ésta fue la
noticia del momento, porque, aunque el debate no fue fundamentado con argumentos serios, se produjo un escándalo al peor estilo de Laura en América, pero lastimosamente este tipo de shows genera más eco que un debate sólido con ideología.
Sin embargo, estos ‘debates’ no generan interés de la gente en la política, por el contrario produce que la mayoría de las personas sean apáticas, porque muchos equiparan la imagen de algunos políticos con la política y terminan concluyendo que la ésta es vulgar, sucia y banal; pero es porque estos maquinistas quieren hacernos creerlo, porque no quieren que entre gente nueva, gente buena, no les interesa que las personas voten a consciencia, por propuestas.
Tan es así que cuando se subió el umbral para poder acceder al senado, muchos alzaron la voz porque, dijeron, es un atentado contra democracia porque el resultado iba a ser que los partidos minoritarios se acabaran, no obstante éstos no se preocupan por fomentar el voto nuevo ni cambiar la imagen de la política frente a la sociedad para que bajen los índices de abstencionismo.
Estos supuestos partidos minoritarios no trabajan en un proyecto que involucre a la mayoría de las personas que no se acercan a las urnas, pero sí se preocupan por hacer alianzas que tienen pocos puntos programáticos cuando lo que se debería hacer es incentivar el voto nuevo. Ahora el umbral es del 4 %, que realmente es muy poco y no debería ser difícil de alcanzar si en Colombia votara el 80 % de la población, pero sí lo es cuando en realidad vota menos de la mitad de las personas habilitadas para hacerlo.
Los maquinistas (que no son todos los que están en política) nos están utilizando, nos están haciendo creer que la política es un mundo oscuro e impenetrable para las personas con ideas serias y argumentos fundamentados; pero no es así, si la participación de los apáticos fuera masiva, muy seguramente, personajes como José Obdulio Gaviria no llegarían al congreso y, en cambio, llegarían personas que defiendan ideologías de derecha, izquierda y centro con argumentos, mas no con groserías o frases intolerantes.
Lo único que genera el abstencionismo es que los promotores del mismo se salgan con la suya, lleguen a sus curules y hagan lo que quieran con nosotros. Hay personas muy buenas que incursionan en cada elección en política, que toman el riesgo de ser maltratadas por estos tipos;
lo que nos pide la sociedad es que los sepamos identificar y los apoyemos para que los politiqueros no se salgan con la suya. Lo que nos pide Colombia es que participemos, que apoyemos lo bueno y desechemos lo malo y que tomemos el riesgo de lanzarnos también nosotros, los que todavía creemos que se puede: los que creemos que sí se puede avanzar..