@betodiazb

Según mis padres, eligieron a mi padrino porque era la persona más idónea en dado caso que ellos faltaran. Esta es una tradición que exige la Iglesia católica para cumplir con unos sacramentos y, según nuestra cultura popular, es el padrino el patrocinador de su ahijado, por eso terminan comprando el vestido para el bautizo y todas esas arandelas que hacen digna a esa persona para auspiciar al pequeño infante Algunos corren con mejor suerte ya que su padrino es generoso obsequiando cuanto regalo navideño se presente y uno que otro manjar en visitas esporádicas, otros por el contrario no los vuelven a ver.

Esto también sucede en los escenarios políticos, si no recuerden como “el Gran Colombiano” se convirtió en el padrino de Juan Manuel Santos para lograr la Presidencia en el 2010. Claro está que sus afectos hoy se encuentran divididos entre su ahijado el pequeño infante, un “rebelde sin causa”, que perdió en la convención uribista; y el otro, un buen tipo que piensa que, al igual que Juan Manuel, “el Gran Colombiano” lo llevará a la tan anhelada Casa de Nariño.

La revista Semana publicó un artículo titulado El efecto del edificio Space, en el que se evidencia cómo algunos empresarios manejan los destinos de este país y se convierten en El Padrino vinculándose en negocios “limpios” llevando de su mano a líderes y nuevas figuras políticas, que luego les darán las licencias para construir su fortuna haciendo legales leyes que los beneficiarán de generación en generación y que, con el paso del tiempo, se convierten en las familias “ilustres y eruditas” de nuestro país. Son mentes tan brillantes que les entregan condecoraciones por cuanto evento se les ocurra.

Otros acuden a padrinos más peligrosos, como fueron los casos de nuestros “honorables” senadores, quienes terminaron vinculados en los procesos de la parapolítica y la Farcpolítica.

Hay padrinos por todos lados que buscan a través de la tal llamada “democracia” cumplir sus objetivos financieros, un claro ejemplo es que 14 senadores se hayan declarado impedidos para participar en el debate de la salud, ya que sus campañas al Congreso de la República fueran financiadas por estas entidades. Este es el típico caso “yo lo financio y usted hace leyes que me beneficien”. Es como si estas empresas privadas contrataran a un senador para ellos. Por eso hoy es normal encontrar a los famosos lobbystas que, por lo general, son los que tienen la comunicación directa con los congresistas.

Lo lamentable de toda esta situación es que solamente cuando ocurren hechos como los acaecidos en la torre Space es que se preguntan ¿qué pasó? y se empieza a descubrir cómo estos padrinos actúan silenciosamente, sin mucho protagonismo en ocasiones pero con muchas ganancias económicas, como ocurrió en el sector de la salud que terminan hasta socios de clubes y con penas que dan vergüenza y ponen en duda la sapiencia de nuestra justicia.

Queda la sensación que todo pasa por las lógicas comerciales, que se ha desdibujado el papel de los partidos políticos en Colombia y que quienes realmente eligen nuestros dirigentes son los Padrinos, quienes siempre tendrán qué ofrecer porque, como dice la película El Padrino: “el hombre más rico es el que tiene los amigos más poderosos”.

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