Esto que está pasando es síntoma de que los petristas ya solo tienen ganas de molestar: no por marchar, gritar y cantar por ahí, por allá: “Petro no se va-aaaa (bis)” “No pasarán (bis)”, esa gente puede gritar entonando cualquier cosa hasta la disfonía. Ya sabemos que ellos creen que todo lo que está diciendo Petro desde el balcón del Palacio de Liévano, ya alguno de ellos podrá escribir un libro de ‘historia’ y pondrá a Petro al lado de Rafael Uribe Uribe y de Jorge Eliécer Gaitán. Háganlo, hagan eso y mucho más, pero ¿por qué las tutelas? No tienen suficiente con utilizar los recursos (humanos y físicos) del Distrito para sus manifestaciones como para congestionar el sistema judicial colombiano –aún más de lo que está–.

A qué tinterillo se le ocurrió la grandiosa idea de redactar unas cuantas páginas de ‘argumentos jurídicos’ por los cuales a algunos ciudadanos del común se les habían violado sus derechos fundamentales. No sé quién fue, pero repartía hojas afuera de los juzgados para que algunos desocupados las firmaran, hojas que tenían un contenido  exactamente igual y lo único que tenía que hacer el firmante era escribir sus datos personales, como si las tutelas fueran boletas de una rifa. Si el Procurador se burló de todos los petristas con su exagerada –mas no arbitraria– decisión, algunos petristas se están burlando de la tutela al actuar como marionetas de unos cuantos tinterillos.

Mala hora en la que nació la tutela de esta forma, como fue concebida en la Constitución e interpretada por la Corte Constitucional, mala hora en la que se empezó a utilizar de esta forma tan desmedida que ahora es subvalorada por cualquier persona, perdiendo la importancia que algún día tuvo. A la tutela le pasó lo mismo que a la Cenicienta, después de un momento se le fue el encanto, para pasar a ser utilizada por cualquier bruja o brujo. Fueron malas esas horas, pero peores las horas en las que esos tinterillos se graduaron de la universidad, porque su compromiso no fue con la sociedad, con la justicia sino con su bolsillo y sus intereses personales, por encima de cualquier cosa. Yo me pregunto ¿qué derecho fundamental le vulneró el Procurador con su decisión a cada uno de esos señores?

Y es que la tutela no solo sufre por los tinterillos al servicio de los petristas, ésta sufre por cualquier tipo de tinterillos, que creen que con la tutela pueden arreglar cualquier cosa, ultrajando su espíritu, su buen uso. Alguna vez escuché: “No importa, pongamos una tutela que eso nada perdemos.”, como si no fuera suficiente el papel y la tinta gastados en otros tipos de procesos para seguir gastándola en tutelas (y eso que esta gente dice ser ambientalista, pero más bien es gente poco lista).

El otro problema son algunos jueces, a quienes les llega una tutela y por miedo o por pereza siempre la fallan a favor de los intereses de quien la interpuso. Miedo porque como la Corte Constitucional (mala hora en la que se inventaron esta Corte) a todo le dice que sí, en cualquier momento quedan mal con los Honorables Magistrados, lo que no le conviene a los jueces y pereza porque… porque algunos son perezosos y pues una tutela más o una menos no hace daño. Este miedo y esta pereza han generado que los tinterillos hayan conseguido cosas absurdas por medio de las acciones de tutela y por eso ahora está siendo utilizada para obtener cualquier cosa, en cualquier momento porque “nada perdemos”, tal como pasa ahora en el caso de la destitución de Petro.

Un día escribí y entregué una carta a una persona que conocí, pero ésta nunca fue contestada; al ser consciente del auge de la tutela estuve a punto de interponer una para que la misiva no se quedara sin respuesta, pero me negué y me niego a ser un tinterillo.

Javier Prieto – @japritri