Sábado: Nuestro país se vestía de amarillo, azul y rojo. En medio de una fiesta y alegría que muchos no recordaban, y otros, no conocían. Unos pitaban, otros gritaban, mientras vestían su camiseta con orgullo. Pero sobre todo, se inundaban de felicidad. No habían pasado siquiera 5 minutos cuando la Selección ya marcaba el primer gol. Ver unido a un país, ver una mancha gigante de nuestra bandera en cada una de las calles, ver que por un momento sí éramos el país más feliz del mundo, era gratificante. Subimos la mano y gritamos gol, como dice la canción, tres veces. Iba tan a pecho esa alegría que hasta ni ganas teníamos de votar, pues 23 hombres de los que hoy sí se habla, en noventa minutos , hacían y hacen, lo que uno, en cuatro años, jamás podrá hacer, dar alegría a un país.
Domingo:¡Dueles Colombia! No teníamos por quien más elegir. Más que un voto de confianza, debíamos ejercer un derecho y escoger el que menos “malo” nos parecía. Diferentes son las opiniones y posiciones de cada uno de nosotros, los colombianos. Las redes sociales son hoy un nuevo espacio democrático, fundamental, para las personas, donde se evidencia todo lo que los medios no dicen por nosotros. Lo evidente es que por parte de la política, nunca habrá conformismo, es obvio, ni mucho menos, una buena opinión.
Unos, están inconformes. Otros alegres y unidos por obtener buenos resultados en estas dos fechas. Algunos no tan optimistas, al no recibir la misma satisfacción del sábado, en el día domingo. Ahora, todo un pueblo se desenvuelve, y se desahoga en las redes, haciendo sentir su voz, su felicidad e inconformidad. Muchos declarando un fin, por una paz que nos ofrecen y otros positivos en la paz que aún no se ha entregado.
Ahora: Lo que queremos es esa tan hablada paz. Promesas cumplidas. Empleos con salarios justos y dignos. Excelentes servicios de salud. Atención a las víctimas y no a los victimarios. Educación de calidad. Igualdad de condiciones. Santos no debe seguir siendo exaltado, lo único que debe hacer es cumplir sus promesas y poner atención a un pueblo que necesita y merece lo mejor. No hable más de paz Señor Santos ¡Cúmplala!