Por: Victoria Carrillo   

Desde náufragos, famosos, gente del común y hasta niños; la acogida, audiencia y sintonía de estos arrolladores programas en nuestro país, ha sido bastante alto. El estilo no es tan nuevo “An American Family” en 1971, sería el pionero de este género, cuando una cámara decidió seguir semana tras semana la vida de una familia. Distintos canales de diferentes países decidirían entonces copiar el concepto, entre esos países, estaba el nuestro, Colombia. La entrada llegó con Expedición Robinson y tan arrolladora sería que la competencia decidió seguir el modelo con Protagonistas de Novela, seguiría Gran Hermano, Pop Stars, La Granja, Factor X y cantidad de estos programas distintos pero que tienen algo en común, el sensacionalismo.

Tristemente los realities llegaron para quedarse, pero ¿por qué? ¿Qué tiene de interesante ver como conviven unos desconocidos en una casa vigilada? O por qué es llamativo ver cómo los famosos viven en una isla. ¿A quién le importa? Antes se veían impresionantes filas con miles de personas que querían ocupar un puesto en estos peculiares programas; ahora todo esto es distinto, pues quienes participan por los millonarios puestos son actores, modelos y gente reconocida.

A cada uno se le rescata algo curioso, como “La Voz Kids” un programa que quiere que cada uno de estos niños cumpla su sueño como cantantes, pero que al final juegan con las ilusiones de ellos mostrando en primer plano las lágrimas caídas por sus rostros, con un jurado que los comprende y los incita a seguir luchando por el sueño que ellos no les van a cumplir. Y así con cada uno de estos realities que han pasado por lo largo de la historia de la televisión Colombia, con personajes únicos que son recordados, como Oscar de protagonistas de Novela que entre más ridículo fuera y más se humillara, mas rating le hacía tener a su canal. Entonces la pregunta es ¿dónde queda la integridad de estas personas? Entre más ridículos sean en el show de estos programas, más puestos estarán los ojos de los colombianos en las pantallas de sus televisores.

Un escenario sensacionalista es el pasatiempo de los televidentes, no todos pero si la gran mayoría, donde los valores humanos son desechados en un horario familiar, mientras tanto el único distractor no son estos tan criticados pero acogidos programas pues la solución no viene de las pantallas, sino de quien está en frente de ellas.

T.@Victoriacg27