Por: Lorena Castañeda

Hace varios días leí una nota en este mismo portal, donde se aseguraba que el país le apuesta de manera imperante a la construcción de bibliotecas públicas. Al leer el artículo y sin caer en cuenta en los detalles, cualquiera saltaría de la emoción al leer que el país supuestamente está a la vanguardia de una Colombia educada pero no, la realidad es otra y desafortunadamente la nota sobre la construcción de bibliotecas en el país, tiene otra lectura.

“ ‘Colombia se ha destacado en América Latina por una fuerte política dedicada a fortalecer el sistema de bibliotecas públicas y las cifras lo están demostrando’, indica Bernardo Jaramillo, subdirector de Producción y Circulación del Libro de Cerlalc.” A lo largo del artículo se afirma que Colombia construye cerca de cuatro bibliotecas públicas por mes, lo que indica que al año se construyen cuarenta y ocho centros de lectura en todo el país, y ¿cuántas bibliotecas públicas se construyen en sectores rurales?, pues según el mismo artículo, el 3% es la cifra de bibliotecas públicas construidas en parajes alejados. ¡Cuál es el avance entonces! A mi modo de ver, ninguno.

Y es que no hace falta saber las cifras que expone el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), pues al visitar las escuelas campesinas se evidencia que la presencia del Estado en estos lugares del país es casi nula o lo que es peor, los recursos enviados a dichas escuelas no corresponden a las necesidades de los docentes y de los estudiantes y mucho menos es fácil encontrar un centro comunal de lectura que sirva tanto a los alumnos como a la comunidad.

Pero no es una novedad enterarse que el país carezca de bibliotecas públicas en las zonas donde más se necesita, pues en palabras del Ministerio de Educación, desde el año 2009 no se adelanta un censo en las escuelas rurales del país, es decir, desde hace cinco años no se conocen las necesidades académicas de los niños campesinos. El Estado ignora que para su educación se necesitan libros con los cuales los profesores puedan enseñar a leer, instrumentos para aprender sobre música, elementos deportivos para que las canchas de fútbol y baloncesto puedan ser usadas y materiales para hacer del arte una clase verdadera; el Estado cree que con 3% estamos llegando a ser un país bandera en sistemas de educación pública, pero lamento decepcionarlos lectores, Colombia está muy lejos de esa meta.

Ahora bien, es importante implementar la tecnología en todos los rincones del país pero para eso, y sin ser docente, me atrevo a decir que los niños deben pasar por un proceso de aprendizaje que lastimosamente se lleva a cabo con dificultad, por la falta de recursos académicos en sus escuelas. Entonces creo que antes de hablar de avances, se debe afrontar la realidad y unir los esfuerzos que sean necesarios para brindar educación de calidad a todos los estudiantes del país y claro, pasar de ese 3% a una cifra por lo menos de dos dígitos.

El verdadero reto de la Ministra de Educación, es que el lema del Presidente Santos no se quede en cuñas y en letra muerta, y que la paz, la equidad y la educación se convierta en realidad a través de bibliotecas públicas en todo el territorio nacional.

T @Lore_castaneda