Este año lo empecé con pie derecho en Santa Marta, escuchando una joven de no más de veinte años, contándome la vida de Simón Bolívar en la Quinta de San Pedro Alejandrino, que hoy en día es un Museo, esos lugares mágicos que nos hacen transportarnos a través de las historias a la época de los próceres de la patria. Fue maravilloso escucharla, no solo por lo que me hizo recordar, sino por la pasión con que lo hace y eso hoy en día, es casi que un milagro verlo. Saber por lo menos la mitad de lo que esa joven sabe, hace cobrar vigencia a la frase recitada por Napoleón Bonaparte “aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla” y así debería ser.
Por esta razón veo con extrañeza los anuncios publicitarios del segundo mandato del Presidente Juan Manuel Santos, que con insistencia transmiten en todos los medios de comunicación desde que terminó el 2014 y al inicio de este 2015, con el mensaje de buscar un “Nuevo País”, basándose en una Colombia con equidad, paz y educación. Suena muy esperanzadora la segunda parte de la frase pero la primera me hizo pensar en lo mezquina que puede ser.
Colombia, como muchos países ha sufrido la barbarie de la guerra en todas sus formas, con técnicas de violencia que usted tal vez jamás habrá imaginado, tragedias que ni los noticieros ni los periódicos se atreven a dar a conocer, pero del calibre de artefactos explosivos amarrados al cuello de una persona que se negó a pagar una vacuna, paramilitares jugando fútbol con la cabeza de sus víctimas, niños bomba, bicicletas bomba, caballos bomba, personas que murieron en cautiverio y una cifra aproximada de 220.000 muertos como resultado del conflicto armado interno. Estas aterradoras historias aunque quisiéramos borrarlas de nuestras páginas, hacen parte del pasado de Colombia, un país que ha sufrido y que se ha levantado exigiendo que no vuelvan a suceder.
Si no se habla, si no se escribe y no se cuenta, se olvida y poco a poco se va tapando bajo el miedo. La gente que vio el muerto se va olvidando y tiene miedo de hablar, así que llevamos un oscurantismo de años en el que nadie habla de eso […] Como nadie habla de lo que pasó, nada ha pasado. Entonces bien, si nada ha pasado, pues sigamos viviendo como si nada.” Testimonio de habitante de Trujillo, Valle del Cauca. (Tomado de ¡Basta ya! Informe General Centro Nacional de Memoria Histórica).
Entiendo al Presidente, porque en lo personal no quisiera tener que contarle a los más pequeños en una clase de historia, lo cruel que puede ser la humanidad, porque en Colombia todos los actores de la guerra han perpetrado con violencia la población civil; infundiendo terror, negando las libertades, abusando del poder y despojando de sus tierras a los campesinos. Pero con este gobierno no vamos a empezar a escribir la historia del país, y construir sobre lo que también hemos construido, con lo malo y lo bueno, nos hace colombianos. La historia de Colombia no empezará en el 2015.
Escribir la historia de un país mejor, creo que si es posible. Pero ¿un nuevo país?, es borrar las letras de júbilo y desgracia, es desconocer las luchas de los valientes y el legado de sus debates. En cambio, reconocer el conflicto armado interno también nos acerca a la paz, la equidad y la educación, y a un país que a pesar de sus desgracias, se levanta para no repetir esa parte de la historia violenta que a todos nos ha tocado.
Un nuevo país no, un mejor país si.