Por: Juan Camilo Parra

Empieza un nuevo año para la política colombiana, el cual estará cargado de presiones, debates y las constantes sorpresas que trae nuestro “dignificado” sistema. Este es un año marcado por las elecciones regionales, en la medida en que se perfilan como posiciones de poder para la construcción del postconflicto o para hacerle oposición y además son botines electorales para las elecciones presidenciales de 2018, ¡sí, Colombia ya piensa en esas elecciones! Por lo tanto quiero recordarle algunos hechos a este país sin memoria.

A los Uribistas, les recuerdo que el desequilibrio entre los poderes del Estado causado por la modificación de la constitución a gusto y antojo del señor Álvaro Uribe es lo que nos tuvo al borde de un tercer periodo presidencial gobernado por esa coalición narcoparamilitar, esto solo puede ser resumido en  un intento de perpetuarse en el poder y acabar con la democracia. Este insulto al país es olvidado por millones, que, o tienen problemas de memoria o se identifican con esta manera de actuar. Este año veremos, de eso estoy seguro, candidatos Uribistas camuflados en las “toldas de la paz” o de la oposición crítica.

Se vienen muchos que se harán llamar candidatos de la paz, muchos que querrán tener este “propulsor” político, pero hay que recordar que para que verdaderamente sean candidatos de la paz tiene que ser unos que quieran aportar y construir a la reconstrucción de las instituciones en el marco del postconflicto. Deben ser unos candidatos alejados de los regímenes del terror que ya nos han gobernado y abocarse más bien a construir diálogos entre las comunidades y el gobierno, en orden a generar respuestas políticas a las demandas sociales.

Para la Registraduría, este congreso fue elegido con más de un millón de votos nulos, esta cifra representa el tamaño en votos de los grandes partidos políticos, y con una abstención que reboza lo patético, ¿qué hará la registraduría para cambiar ambas problemáticas este año?.

Para los Conservadores, sí señores, aquí está el que llamó el sexo entre los homosexuales como excremental y el gran Inquisidor que dirige la procuraduría, Colombia está en un proceso de renovación, lo necesita, por lo que tiene que virar a políticas progresistas y mucho más liberales, y con esto no hablo de los dos movimientos políticos que tienen ese nombre.

A pesar de que al Colombiano le encanta el individualismo y mucho más los caudillismos, Colombia necesita unirse, necesitamos entender la política como una actividad de todos, que no se limita a votar, pero que si al menos eso hiciéramos, cambiaríamos muchas cosas. Hay un país por construir, los ambientalistas solos no podrán salvar el  ambiente, los activistas de la causa LGTBI no podrán reivindicar sus derechos en solitario, la izquierda no podrá por fin tener voz respetada si esta se continúa dividiendo o se vuelven inflexibles, el movimiento feminista no podrá alcanzar nuevos logros si se radicaliza, y así muchos movimientos no podrán conseguir sus metas si se entienden como un movimiento aparte de la actividad política; necesitamos construcciones colectivas y plurales, en otras palabras, la articulación de los movimientos.

A los Santistas, sí, los que creen en el presidente que les devolvió las gabelas a los congresistas, aquel Liberal consumado y defensor de la “mermelada”,   les recuerdo que  gracias a Santos 1 la Universidad Nacional se caía, literalmente, a pedazos. Y ahora Santos 2 nos habla de jornada única escolar, la apoyo, pero ¿con qué infraestructura física?, ¿con cuáles docentes?, ¿con qué dinero?. Por un lado se caen las universidades públicas por el abandono del gobierno y por el otro queremos sobrepoblar sin recursos los colegios.

Este es un pequeño “recorderis” de sólo algunos sucesos que debemos que tener en cuenta en este nuevo año, faltan muchos, pero si quisiera mencionarlos todos tendría que escribir todo el año sólo al respecto. Así pues cada uno no es solo un ciudadano, somos creadores del cambio y para ello tenemos que recordar el pasado y no olvidar.

T. @PJuancamilo