¿Qué es la política? Tal vez sí usted lee esta pregunta responderá con una frase académica y con palabras que se repiten desde siglos atrás, pero quizá usted nunca se ha detenido en comprender el sentido del ejercicio de la política.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la palabra “política” así: “actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.” Me gusta la última parte de esta definición “de cualquier otro modo”, porque creo de alguna manera, todos intervenimos en la política de nuestra comunidad, ciudad o país. Pero no todos creen lo mismo.
La Encuesta de Cultura Política de 2007 hecha por El DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), midió el grado de confianza de los colombianos en las instituciones, encontrándose que en los que más confían es en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, con un 40% aproximadamente, mientras que el grado de desconfianza hacia los sectores políticos del país como el Congreso de la República, la organización electoral y los partidos políticos, supera el 47% aproximadamente.
Pero creo que no hace falta una encuesta para medir la poca creencia y el aumento de la decepción no solo ante los políticos, sino también hacia las instituciones del Estado. Corrupción, falta de gestión, clientelismo, abuso del poder, relación con grupos al margen del la ley y otras más, hacen parte de la lista de las principales razones de la apatía respecto de los políticos (tradicionales). Y la culpa de todo esto, es de quienes ven esta profesión como un trampolín para conseguir dinero a través de las arcas públicas.
Hacer política hoy en día está visto como un trabajo poco honorable y poco creíble, y los ciudadanos tienen razón. Es que ver cómo se enriquecen algunos políticos con los recursos públicos y no los invierten en las principales necesidades de la sociedad, ver cómo se pudren útiles escolares en una bodega y al mismo tiempo ser testigos de la pobreza que padecen las escuelas campesinas, ver cómo se quejan lo ciudadanos y ninguna autoridad parece escucharlos, eso le genera decepción a cualquiera.
Sin embargo quejarnos y quedarnos quietos no cambiará el escenario. Claro, esto también lo debe haber escuchado más de una vez pero hay algo de verdad en eso. Hacer política de una manera diferente sí es posible. Y ahí es cuando digo que la política es como el amor, nos pueden decepcionar muchas veces pero creeremos en él una vez más, pues es la única salida que tenemos.
El día que aprendamos que la política no es un tema personal, ese día sabremos el verdadero significado de ejercerla., porque existe una gran diferencia entre los que hacen política y los que hacen politiquería. Los segundos tienen la culpa de todo.