La llegada de María del Pilar Hurtado, la cual hay que reconocer es una entrega y no una captura, revoluciona el mapa, no sólo electoral sino judicial del país. El Uribismo se encuentra acorralado entre sus actos de persecución e ilegalidad que los acosa del pasado y la justicia. Es imperante que asuman una posición madura y de respeto por las instituciones políticas y judiciales del país, así como por la nación misma. Actitud, que tiene que diferir de las muchas que denotan la inmadurez política del Centro Democrático y, por consiguiente, su jerarca Álvaro Uribe Vélez. El respeto por el tan mencionado Estado de Derecho consiste en no convertir el rabo de paja en “falta de garantías”.
Hay que aceptarlo, no se puede generalizar, la bancada Uribista tiene personas valiosas como Federico Hoyos, Paola Holguín e incluso a pesar de su estrambótica aparición en el debate de paramilitarismo, Paloma Valencia, congresistas jóvenes que permiten oxigenar el movimiento político del expresidente. Pero la historia y la justicia no pueden olvidar que durante el mandato de Álvaro Uribe se gobernó con 8 de cada narcoparamilitares, de ahí que no pueden argumentar que la famosa coalición narcoparamilitar es un invento de la “farc” o del “Castro-Chavismo”. Así, los integrantes de este nuevo movimiento tienen que asumir una posición crítica respecto a ello, distante a la negación absoluta que los caracteriza, dado su aceptación completa a todo lo proveniente de la palabra, que parece tener características de divinidad, del hoy senador.
La inmadurez política, o perversión política más bien, se denota una vez más a la atribución de una supuesta ideología “Castro-Chavista” al gobierno de Juan Manuel Santos, uno evidentemente neoliberal y de derecha. Ahora bien, consecuente con el modo Uribista de entender la política ahora dirán que soy Santista, cual amigo-enemigo.
Tiene el Centro Democrático el cinismo de criticar ferozmente el proceso de paz del gobierno Santos, cuando fue su caudillo el que realizó un proceso de paz con los paramilitares con serios problemas en orden del establecimiento de la verdad, la entrega de armas y las promesas de no repetición. Incluso, intentó unas negociaciones políticas con las FARC, a quienes ahora acusa de querer tomarse el poder en 2022. ¡Toda una desfachatez!
Dirán ahora que soy un fanático de la izquierda radical, mamerto marxista me llamarán o promotor del terrorismo, pues ni fanático, ni marxista y ni terrorista, hay ideas y propuestas valiosas que provienen de las tenebrosas huestes del Uribismo, el problema es que hay que analizarlas con precaución, dado que siempre está el peligro que busquen impunidad, persecución o guerra. Colombia merece respeto, tanto la nación como sus instituciones, por lo tanto les exijo a Álvaro Uribe Vélez y su movimiento Centro Democrático, que maduren políticamente.