“En una esquina un niño corre sin chancletas, entre sus manos lleva una flor y una libreta. Dibuja un mundo rodeado de colores, donde la tristeza ya no encuentra sus valores.” Beatriz Luengo.
Como un baldado de agua fría cayó la noticia del asesinato de cuatro menores en el Caquetá. Atónita quedé leyendo la razón para callar sus vidas, al parecer la posesión del lugar donde vivían fue la razón para matarlos a sangre fría.
“Los hicieron acostar y les dieron un tiro de gracia. Uno de los niños se hizo el muerto y, cuando se fueron, él salió corriendo, caminó 500 metros hasta la casa de una conocida y dio aviso de lo que les había pasado a los hermanitos”, (ver noticia). Lo que resulta más aterrador, es que esta no es la única noticia de la violación a la vida y a los derechos de los niños en nuestro país.
La cifra de los niños asesinados en Colombia de manera violenta, sólo en el 2014 llegó a 1.115 casos. Maltrato, violación y hechos similares a lo sucedido en el Caquetá, son los sucesos que más se reportan en Medicina Legal, en la Policía de Infancia y en la Defensoría del Pueblo. Por lo que se evidencia, los que más maltratan a los menores son sus propios padres y familiares. Al menos éste año en Bogotá, se presenció la terrible noticia de la muerte de una niña de cinco años que murió a manos de la violencia desmesurada de su madre.
Pero los niños en Colombia no solo los callan las balas de los violentos y las manos agresivas de sus padres, aquí también mueren de hambre y de sed. Aunque no se encuentra una cifra oficial por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar desde el 2005, donde se registró que el 12% de los niños en Colombia tenían desnutrición crónica; la senadora Sofía Gaviria asegura que en nuestro país mueren de hambre 6000 niños al año.
Podría seguir mencionando la cantidad de atrocidades que sufren los niños de nuestro país, porque aquí como en muy pocos países, los niños son víctimas de todo tipo de abusos; desde exponerlos en reinados de belleza infantiles hasta reclutarlos a grupos armados. Sin embargo, la intención de escribir para este blog es la de generar conciencia sobre lo que pasa a diario en el país del sagrado corazón, en la Colombia que parece importarle más el reinado de Miss Universo que a lo que a diario sucede con nuestros más pequeños.
Por lo anterior, quiero rendir un sentido homenaje a Beatriz Linares, una mujer que dio su vida entera por la protección de los derechos de los niños en Colombia y que esta semana dejó este mundo. Gracias por todo el compromiso dedicado a lo más pequeños, su legado es vital para una Colombia en paz. Espero que su trabajo incansable se vea reflejado en la sonrisa de los niños que en unos años nos darán una Colombia mejor.