¡Bajémosle a las ínfulas de querer ser la mamá del novio! Uno si es bien pendejo cuando se enamora, no me joda. No sé porque ese bajo instinto de querer ser las mamás de nuestros maridos, novios, entuques, cuenticos, y amiguillos especiales. Enserio, a veces he llegado a pensar que las mujeres tenemos inyectado desde niñas ese instinto de protección que se activa cuando llegamos a una relación de pareja.
Mire, yo no me siento la más orgullosa por lo que voy a decir, es más puedo asegurar sin ningún pudor que me avergüenza aceptar: soy una de ellas. Por eso me animo a escribirlo, compañeras de está no tan agradable costumbre, préstenme cinco minutos de su atención:
Nos queda muy mal aconsejar en la ropa, servir SIEMPRE la comida, llamar a preguntar si comió, si durmió, si se tomó el antibiótico, si ya le pasó el Transmilenio, si pagó el recibo del celular, si el amigo entusado ya volvió con la novia, si se peinó, si le sonó el despertador, si tendió la cama o llegó tarde al trabajo…
Usted es la novia, no permita que la posea ese espíritu sobreprotector que vio en su casa cuando su mamá le quitaba los zapatos a su papá después del trabajo o cuando la abuelita le llevaba el plato de comida a su abuelo mientras estaba viendo televisión (ojalá mi abuelito no lea esto).
Le aclaro que no le estoy diciendo, ni ordenando, ni aconsejando – ni nada parecido- que se vuelva la más “dejada” o que deje de ser atenta con su pareja, por el contrario le estoy diciendo que cambie el “foco” de sus atenciones.
Pasemos de la figura “novia-mamá” a la “novia-amante” no le parece que sería más chévere, si usted lo llama a preguntarle si se quiere pegar una escapadita por la noche, o si salen a un sitio solos, lo llama y le dice que le encanta y quiere verlo en vez de decirle que no se le olvide hacer el trabajo que fijo dejo para lo último. Déjelo que la embarre, que se caiga, que se equivoque y aprenda, pero sobre todo, cuando usted se dé cuenta que tenía la razón no le diga “Te lo dije” eso es lo más mamá del mundo.
Mire yo he aprendido que ser la figura de novia perfecta solo le sirve para que le digan (cuando usted está más enamorada):
“Eres la mujer que todo hombre quisiera” “No eres tú soy yo” “Te mereces algo mejor” “Nunca voy a encontrar a nadie como tú”
Bla, bla, bla, frases “célebres” que usted frecuentemente va a escuchar durante su vida amorosa y que le indica que este espécimen, hombre, macho o simplemente susodicho se aburrió porque usted fue demasiado buena con él y dejo que la sombra de “MAMA” fuera más grande que su imagen de “MUJER”, aunque le duela lea las señales la embarro en el intento de ser lo que usted supuso, él quería, o bueno lo que suponemos que todo hombre quiere. Sí, somos unas despistadas, por decirlo lindo y entendemos mal las señales.
Un hombre no busca una segunda mamá para él, busca una excelente esposa que sea una perfecta mamá ¡Pero para sus hijos! No lo piense tanto y libérese del yugo que le impugnaron en su casa, usted no contrae nupcias, no se ennovia, no se enamora para terminar el proceso de crianza de su pareja ¡NO ES ASÍ! Usted se enamora para ser la novia, la esposa, la que lo conquista y lo seduce, no la que lo cuida, le hace y deshace en el afán continuo de solucionarle la vida, sin importarle que tenga que abandonar la propia.
En el matrimonio, crecen los dos, se cuidan los dos, cocinan los dos, tienden la cama los dos, construyen el hogar los dos, lavan la ropa los dos, limpian el polvo los dos (ojala mi futuro esposo entienda la cuña) a usted que me lee sólo le digo que puede ser atenta sin necesidad de ser pendeja y que el rotulo de esposa no le quita automáticamente el de ser una mujer sexy. Sea una esposa sexy que logra ser un impulso para el marido, sin alcahuetear las mañas.