Debajo de mi almohada cada noche se resguardan los miedos que me acobijan en el mar de posibilidades que a diario pueden convencerme de que algo saldrá mal… Me despierto en medio de la noche, con las luces apagadas, el silencio de esta habitación, y una leve luz de la calle que entra por la ventana, te miro y pienso que tuve que haber hecho algo muy bueno para tenerte a ti aquí, eres más que un regalo, la afirmación entera de que la felicidad existe, y parte de la mía esta frente a mí.
Podría quedarme así no se por cuánto tiempo, pensando en cómo hacer para que nada malo nos pase.
-Suspiro y retomo…
Decido ponerme de pie, me dirijo a la cocina y tomo un vaso de agua que logre minimizar en mi los miedos, ¿Qué hacer si un día me faltarás? Me sacudo, me reincorporo y en medio de la oscuridad de esta noche pido luz, para que sepamos juntos cruzar el puente que atraviesa el abismo, así veamos a diario los riesgos y fisuras.
Todas mis noches y mañanas, al lado de mi almohada, frente a mis ojos, cerca de esta mesa de madera sobre la que reposa nuestra foto. Eres tú y esta almohada que también es tuya, en donde puedo reposar luego de un día agotador, en ti y en ella puedo: llorar, reír, y hasta gritar; porque es mi almohada como tú el lugar que me espera y lo que ansió durante el día en la noche encontrar…
– Deseo,
Que cada día se escondan debajo de mi almohada todos aquellos sentimientos que no me dejan avanzar. Pido que esta almohada sea mi escudo y mi protección, que funcione como una máquina que transforme nuestra realidad.
Que debajo de mi almohada yo pueda un día resguardar los días grises y sacar para ti besos, que el algodón de esta almohada sea tan suave como nuestra vida juntos, porque mientras termina Julio yo decido esconder debajo de mi almohada los pensamientos que no me dejen cruzar de tu mano el puente.
Si algún día necesitas lo mismo hacer, recuerda que aquí me tienes y yo podré esconder por ti, estos mismos sentimientos debajo de una almohada que ahora será nuestra…