Con la Fundación Jornal, a través de uno de nuestros proyectos, nos encargamos de construir bibliotecas en las escuelas rurales del Tolima. Lo hacemos a través de donaciones de ciudadanos que deciden pasar su libros usados pero en buen estado, a niños campesinos que los requieren para su educación.
Nuestra presencia con los libros comenzó en el municipio de Icononzo, en el departamento del Tolima, donde hemos llevado seis bibliotecas a sus escuelas rurales. En Bogotá entregamos una biblioteca en la localidad de Suba, exactamente en el barrio Bilbao, una zona donde viven niños víctimas del conflicto armado, violencia intrafamiliar y abandono. Tratamos de llegar con muchos libros que logren transformar la manera en que a estos niños les han hecho ver la vida.
El sábado 29 de agosto, completamos la séptima entrega de las “Bibliotecas para el Futuro”, las hemos llamado así, porque estamos convencidos que con estos centros de pensamiento vamos a cambiar la vida de niños, profesores y padres de familia de la región.
La esperanza que nos dan los niños cuando tienen un libro en su mano, es la fuerza necesaria para continuar con nuestra tarea. Empezamos por el Tolima pero queremos llegar a la mayor cantidad posible de escuelas rurales en Colombia. Ya nos han pedido bibliotecas en Boyacá, Chocó, Bolívar, Bogotá, Vichada y si se enteran en otras zonas, seguramente también querrán una biblioteca para el futuro en las escuelas de las veredas de los municipios.
Sin duda nuestro trabajo no es tan fácil si se compara con el poder que tiene el Estado para cambiar las realidades de los niños que viven en los rincones más olvidados del país. Aun así, cada donación de libros que recibimos de los bogotanos y de ciudadanos de otros lugares, es una muestra de la voluntad que tenemos muchos de los que queremos volver a creer en nosotros mismos, de los que queremos restaurar la fe en la humanidad.
Pero nuestro trabajo si se hace difícil cuando vemos que a las escuelas no solo les hace falta libros, sino que les falta todo, como dicen los mismos profesores «aquí hacemos clases con las uñas».
Para poner un ejemplo y que se repite en el mayoría de las zonas rurales del país, llegar a una escuela rural de Icononzo, es transitar por carreteras que parecieran de la época colonial, es ver las instalaciones de las escuelas que ya empiezan a demostrar sus años de construcción, es verificar que en la zona no hay recolección de basuras y que por eso deben improvisar con rellenos sanitarios en los patios de las escuelas, es ver que no tienen tijeras, colores, pegante, papel, témperas, pinceles, reglas, borradores, en fin, no hay nada.
Uno de mis sueños es ver que los niños de las regiones más violentas del país, lleven en sus manos un libro y no un fusil. La tarea no es fácil, pero poco a poco con la Fundación Jornal, no solo vamos logrando que los niños se fascinen con el mundo de la lectura y el conocimiento, sino que también vayan olvidando lo que la guerra les ha causado en sus sentimientos. Queremos acabar con las historias tristes de los niños cuando van a su escuela rural. Por ahora y con la ayuda de ustedes vamos a seguir cumpliendo sueños a través de los libros, vamos a seguir cambiando vidas.