El año pasado, “SeaWorld” (compañía estadounidense que a través de sus parques explota animales marinos con el fin de vender un entretenimiento), anunció el cierre del espectáculo con orcas en el parque de San Diego (Estados Unidos). Tan solo que esto solo sucederá a partir del año 2017, pero, ¿por qué no hacerlo desde ya?
Llevar a la práctica este show con orcas, implica hacer una serie de actos crueles y que van en contra de la naturaleza. El espectáculo inicia con la captura de las ballenas, un hecho que rompe con el orden de su hábitat y de sus procesos naturales ya establecidos. Y no se trata de calificar la captura de ballenas como algo ilegal, se trata de observar la poca humanidad que nos queda. Después viene el entrenamiento, que se hace a través de la imposición de castigos para que estos animales aprendan a hacer los trucos patéticos que pretenden convertirlos en artistas. Los castigos van desde no darles comida hasta apartarlos en una piscina de poco tamaño y con poca agua.
Finalmente para aprobar dicha crueldad, están los asistentes, que pagan cerca de 115 dólares la entrada para un adulto y para niños aproximadamente 15 dólares, precios para mantener la tortura con estos animales.
Pero no solo está en la mira la situación que perjudica a las orcas, también se pone en tela de juicio el riesgo al que se exponen frecuentemente los entrenadores de estos animales. Se han reportado múltiples accidentes que no obedecen a la torpeza de los trabajadores, como lo han querido vender los dueños de Seaworld, sino al carácter e instinto que identifica a las orcas. No se puede culpar a los animales que reaccionan ante un instinto natural. Es importante que ustedes sepan que ninguna ballena ha hecho daño a algún humano en la naturaleza.
Animalistas de todo el mundo han clamado por la cesación de esta práctica y claro, por la liberación de estos animales a su lugar de origen. Sin embargo no basta con cerrar un solo espectáculo, si la crueldad contra las orcas continúa en los otros parques.
El llamado una vez más está en mencionarles lo importante que es mantener el equilibrio del planeta tierra respetando el modo de vivir de todas las demás especies y también a que comprendamos que su existencia no es para nuestra diversión y entretenimiento, el fin de su existir debería exigirnos respeto y admiración. Acabar con sus formas de vida y con su hábitat nos está llevando a vivir un infierno con el cambio climático y la culpa es solo de nosotros.
Un verdadero acto de paz de la humanidad con la naturaleza sería liberar las especies que hoy en día están en cautiverio y que son usadas con fines lucrativos y de entretenimiento. Focas, leones marinos, ballenas, tigres, gorilas, leones, aves, elefantes y demás animales silvestres deben ser dejados en libertar para que abandonen las celdas a las que por mucho tiempo las hemos sometido.
Quizá esa sea la revolución que nos falta explorar, atrevernos a olvidar tradiciones que hasta hoy eran normales y fraternales. El maltrato hacia la naturaleza nos hace ser la peor especie del planeta, acabamos con todo a nuestro paso y eso tiene que acabar. Tal vez las nuevas generaciones sean las llamadas a cambiar estas realidades para que entendamos que este lugar no solo nos pertenece a nosotros.