El miércoles 08 de junio del 2016 hubo dos protestas en la ciudad de Medellín. La una democrática, legítima y necesaria. La otra, antidemocrática, ilegítima e innecesaria. Por un lado se presenció un mitin en el Parque de los Deseos, donde los ciudadanos, de manera pública y clara expresaron sus inconformidades con el gobierno Santos y su apoyo al paro agrario. Por el otro, varios delincuentes arremetieron contra la tranquilidad de la Universidad de Antioquia y generaron disturbios a su interior.
Analicemos un poco cada una. En el Parque de los Deseos, ¿se protestó?, sí; ¿se irrumpió con la cotidianidad? sí; ¿se respetó la democracia? sí; ¿se mantuvo el orden? sí; y, ¿se respeto el espacio público? sí. Ahora bien, ¿sucedió lo mismo dentro de la UdeA? No. Lo acontecido dentro de la Universidad de Antioquia es la expresión errada de la idea que acabando con los bienes públicos se pueden mejorar estos. ¿Fomentemos la educación pública destruyéndola? ¿Aportemos a la investigación y la academia obligando a declarar orden de evacuación? ¡Tienen los capuchos una manera muy equivocada de construir ciudadanía!
Vaya lógica la de estas personas. Si de fortalecer la democracia se trata, la manera no es construirla desde la clandestinidad. No estamos terminando un conflicto interno para continuar con encapuchados tomándose plazas y universidades. No estamos terminando una guerra para que las personas acaben con la propiedad. ¡La guerra termina para participar dentro de la democracia, los medios legítimos y las instituciones!
Una claridad, los medios alternativos de participar, informales dirán, ¿son légitimos? Sí. Pero sólo si respetan el espacio público, los derechos del otro y, sobretodo, no irrumpir en los procesos formativos y educativos de miles de personas. Es posible sentar una voz de protesta y que esta sea escuchada sin tener que atentar contra la universidad.
Sobre la tanqueta que ingresó a la Universidad sólo diré: la autonomía universitaria no implica una burbuja donde el desorden y la destrucción de lo público son admisibles. ¡Doble moral! Clandestinos destruyen e irrumpen en la universidad, lo apoyan; el Estado ingresa a asegurar el orden y retornar la calma y lo atacan so pretexto de la autonomía universitaria.
La mejor manera de honrar a los estudiantes que murieron en confusas condiciones, y por lo cual celebran el día del estudiante caído, es continuar estudiando, no parar de construir academia, de pensar, de reflexionar. ¿Quieren tener una universidad posicionada y que aporte a la construcción de una sociedad plural y justa? ¡Pues a estudiar, no a parar ni a tirar papas bomba!