Por: Diego Rodríguez Saza

El hombre que vence al Kraken, vence sus miedos.

(Frase expuesta por Elkin Ramírez respondiendo

el porqué del nombre de la banda KRAKEN,

concepto extraído de La Iliada y La Odisea).

Entre tantos argumentos existentes, hoy me atrevo a contradecir al maestro Elkin Fernando Ramírez zapata, afirmando contundentemente que “no todo hombre es una historia”, porque simplemente existen muchos seres que llegan al plano terrenal, pasan por la tierra sin querer dejar una semilla o una gota de sabiduría y conocimiento para los individuos que están y los que vienen detrás, en otra generación (es una larga discusión conceptual, artística y etimológica).

También existen hombres que son historia, que son leyenda, que dejan huella, que construyeron pensamiento y abandonaron los estereotipos, las imposiciones sociales, religiosas y económicas para adentrarse en el mundo del arte; pero desde la contracultura, recorriendo el camino sufrido del rock and roll colombiano.

Escuchar y presenciar un concierto de rock duro en donde más allá de mover la cabeza por los ritmos acelerados de los riffs de guitarra, es más importante entender las líricas que se entonan como lo que fueron, han sido y serán: eternos himnos de la revolución del pensamiento.

Letras escritas como sólo lo podría hacer el Titán, quien siempre circundó los pasajes eternos del arte, no sólo con la música sino con la literatura y la pintura, dándole ese toque de artista integral.

Un instante mitológico

Recuerdo perfectamente que en el año 2010, cuando trabajaba en el programa de radio “Palabras Mass” en la emisora de Radio Amiga Internacional, el director del programa Alberto Díaz Báez nos daba la libertad total para entrevistar a los personajes que quisiéramos.

Ya habíamos entrevistado al senador Juan Manuel Galán, a las Madres de Soacha (representantes de las víctimas de los mal llamados falsos positivos), a la Doctora Clown, entre otros personajes; sin embargo, queríamos lanzar al aire un programa que hablara de música y de cultura; por tanto el personaje más indicado como invitado especial no podía ser otro que Elkin Ramírez, vocalista de la legendaria banda de rock progresivo: Kraken. Junto a El Titán invitamos a un periodista musical y a otro artista líder de la agrupación bogotana Coda, Rodolfo Mora.

Julieth Ortega quien fuese la conductora del programa en el 2010, se puso a la tarea de buscar a Elkin. Fue muy sencillo, más de lo que esperábamos, tan sólo escribimos un mensaje en el Facebook de Elkin e inmediatamente nos contestó su manager de aquel entonces. Esperamos a que el Titán regresara a Bogotá y programamos fecha y hora del encuentro.

Esa tarde, un 20 de julio de 2010 nos encontrábamos en el estudio de Teleamiga Internacional, esperábamos al señor Ramírez con guardaespaldas o por lo menos varios acompañantes, sin embargo, fue de gran sorpresa cuando llegó nuestro personaje esperado, vestido de negro, su cabello largo y con una sencillez irradiada por su esencia; venía solo.

Esa gran tertulia que se forjó en nuestro programa radial nos permitía entender el aporte real del rock a la cultura colombiana y latinoamericana, al igual que diversos movimientos y proyectos que invitaba a los jóvenes vislumbrar otro panorama y enriquecerse con un conocimiento que por siglos las religiones y la clase política habían mantenido oculto. Gran reflexión, excelente programa gracias a los invitados, en especial, a ese maestro que siempre habló con voz punzante sobre la contracultura y fue crítico enfático contra el sistema.

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El gran legado

Elkin Fernando Ramírez, más que un músico, fue un personaje que demostró con argumentos y acciones que se puede ser rebelde, revolucionario y libertario lejos de las armas y la sangre, alejado de los dogmas de la tradicional iglesia que tanto ha señalado a los rockeros y que ha hecho un daño irremediable al conocimiento.

El amor a la vida, la otredad misma de la que tanto hablaba Octavio Paz, el respeto por nuestras raíces entendiendo que “nacimos hijos del sol”. Es por eso que para los seguidores de Kraken, los conciertos eran plenos rituales y como tribus elevaban el nombre de la raza: “A la esencia de este pueblo, las águilas le cantan, 
hasta su tierra de fuego, donde las serpientes son de plata”.

Tengo mis recuerdos latentes en el festival de rock más importante de Latinoamérica: Rock al Parque. Allí mi alma danzó con La derecha, 1280 almas y Aterciopelados; también me rompí la cabeza con Neurosis, Masacre y Kilcrops. Pero siempre estaba el instante propicio para recordar que el rock es cultura, la poesía trascendía con acordes perfectos y una voz inigualable invitando a todos los rockeros a ser: eternamente libres.

Elkin recordaba gratamente el primero de junio de 1997, tarde en la que frente a una multitud excitada y con el aviso de alerta naranja por sobrecupo en la media torta, Kraken debía exponer toda su fortaleza. Ese fue un punto clave para entender que la capital colombiana recibiría al Titán como en su casa.

Todo aquel que asistió a un concierto de Kraken, tuvo que percibir la lucha de Elkin por exponer la esencia de nuestro ser, la raza, los ancestros, la libertad otorgada por el universo. En cada concierto con el Titán, íbamos en contravía con el sistema, con lo moralmente correcto pero infectado de juicios que nos han impuesto como a marionetas.

Finalmente y siendo atrevido, recordando el deceso de Elkin Fernando Ramírez Zapata, dejaré un fragmento de uno de mis últimos poemas, incluido en mi primer libro, estoy seguro que el gran Titán lo recibiría con ese respeto total que le tenía al arte:

…Pero ni por muy encabronado que vivas

deja de sonreír, has reír a todos y ríe antes de morir.

Quedarás en la mente de los humanos

como un puto cadáver putrefacto,

pero condenado en una alegría absoluta

por los siglos de los siglos…

Elkin, que el universo, la magia y el poder de los dioses te cubran en la eternidad, porque ahora estoy más seguro que nunca que vale la pena en este mundo dejar huella. Fuiste verdad y hoy eres leyenda.

Twitter: @diegostrategic