La historia contará que en Colombia se ha velado por mantener el Estado de Derecho, que ha sido un esfuerzo de la ciudadanía frente a las ramas de poder público que han intentado evitar la estabilidad democrática que Colombia ha mantenido durante 200 años y que con un acuerdo ilegítimo nos piensan arrebatar.
Lo que hemos visto en al menos el ultimo año de nuestro país, desde el 2 de abril del año 2016 a hoy, es una continua defensa de los ciudadanos frente a los abusos del gobierno, la multitudinaria marcha del pasado 2 de abril, la victoria del No en el plebiscito el pasado de 2 de octubre, la marcha en contra de las cartillas del Ministerio de Educación y el descontento generalizado de la población con la falta de gobernabilidad del actual gobierno, es la razón principal para salir a marchar este 1 de abril, como otra muestra de que en Colombia prima la democracia y el Estado de Derecho antes que la dictadura castrista que tiene por objetivo dominar el continente americano y que ha llegado a Colombia mal usando la palabra esperanzadora de la paz.
Estamos en un momento prometedor, donde la percepción en las calles es que el país no va por un buen rumbo y que es el momento de actuar, de poner al actual gobierno un mensaje de firmeza por parte de la ciudadanía, donde se materializa aquella frase del siglo XX, el pueblo es superior a sus dirigentes, y así hoy debería actuar Colombia con firmeza ante el atropello constitucional a nuestra Carta Democrática.
Marchar el 1 de abril, es marchar por Colombia, es marchar para mantener la democracia, marchar el 1 de abril es un mensaje a las Farc que el pueblo Colombiano sueña con la Paz donde existan mínimos de Justicia, marchar es revivir los valores de Bolívar y Santander en la lucha por las libertades colectivas e individuales, marchar es decir basta ya del maltrato a quienes defienden Colombia, marchar el 1 de abril es mantener vivo el espíritu de La Constitución en el ánimo activo de vivificar la Patria en un anhelo constante del sueño de Antonio Nariño de vivir en libertad sin flagelos y con alegría.
Cuánto daría por no marchar, que hoy Colombia estuviera bien, que económicamente en las regiones ante la pregunta ¿Cómo están la cosas? hubiera una sonrisa acompañada de la respuesta “las cosas van bien”, que en las aulas académicas hubiera una respuesta clara sin ambigüedad sobre la manera como el gobierno usa la constitución para acomodar la ilegalidad, que el sueño de paz fuese una construcción de un todos, un país en ese anhelo y no lo creado hoy por parte de los autores del acuerdo, una polarización de buenos y malos.
Colombia marchemos. Que este esfuerzo de multiplique y cuidemos la Democracia, heredada de Dios al Libertador, pasando por Núñez, fortalecida por Uribe y recuperada por nosotros, la coas munidad. Es el momento Colombia.