¿Víctimas?
El pasado 9 de abril no solo se conmemoraba el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, también se conmemoraba el día de las víctimas del conflicto, evocando de esta forma, la solidaridad por todo lo sucedido, el perdón por permitir tantos años de conflicto y la firme intención de ofrecerles garantías de no repetición, entre otros aspectos. A pesar de ello, el evento llevado a cabo en el Congreso de la República le demostró al país lo contrario, como sabrán mis queridos lectores, el evento solo trajo una serie de sin sabores generados por ansias de figurar de algunos asistentes al evento; aparentemente, una gran parte de quienes asistieron al mismo no son aquellas víctimas que realmente han sufrido y sufren al sol de hoy los vejámenes del mismo: resulta que las “víctimas” que asistieron, en su mayoría son figuras reconocidas, bien sea en un escenario político, social, y vaya uno a saber, hasta económico.
Lo anterior lo expongo debido al escándalo que una que otra figura de la escena nacional protagonizó, logrando que nuestros queridos medios de comunicación colocaran sus ojos en el mismo, dejando de lado esta fecha tan importante para el país. Además de ello, fue evidente la escasa presencia de los verdaderos héroes de la patria, aquellos que con su cuerpo, sus familias, bienes y honra han pagado por la falta de presencia estatal así como la emergencia y fortalecimiento de un conflicto armado que al día de hoy, a pesar de la firma de los Acuerdos de la Habana y la aparente desmovilización de los llamados paramilitares sigue vigente, tal vez con menos fuerza, pero vigente.
Con todo esto me pregunto: ¿dónde se encontraban las víctimas que viven actualmente en condiciones precarias, las víctimas que sufren amenazas cuando hablan de paz en sus territorios, las víctimas que aún no conocen la presencia del Estado y sus “grandes” bondades, las víctimas que al día de hoy no han podido hablar por miedo, las víctimas que se recorren medio país para ir a las grandes capitales a verificar su proceso ante las distintas instituciones porque en los territorios no se cuenta con las formación, el recurso humano y las herramientas para brindarles la atención que se merece. También me pregunto: ¿por qué se realizó la conmemoración en un lugar como el Congreso?, ¿es acaso un evento político?, ¿por qué no hacerlo en algún lugar alejado del territorio colombiano como el Chocó, el Putumayo, La Guajira, etc…?
Finalmente, la conmemoración no logró el éxito esperado y al parecer se hizo con el único propósito de cumplir con el evento protocolario de cada año; no siendo suficiente lo expuesto anteriormente es necesario tener en cuenta que a pesar de todo y de nada, se continúan vulnerando los derechos a la población víctima, lo más preocupante: se le continua victimizando, el Estado sigue sin hacer presencia en las regiones más alejadas, y lo peor de todo: estos hechos, continúan invisibles ante los ojos de una gran parte de la población colombiana… población que no ha vivido, ni está viviendo el conflicto, aquella que en su mayoría le dijo SI a la continuidad del conflicto con las Farc aquel dos de octubre del año pasado.