Tenemos que hablar sobre cómo nos dirigimos hacia otras personas, porque en el mundo últimamente ha habido una serie de ataques terroristas, que generan un ambiente de polarización en los países. ¡Esto resulta aterrador!. Literalmente gente comiendo en un restaurante cuando alguien entra con una AK-47 y abre fuego, en un concierto el público cree escuchar fuegos artificiales y se dan cuenta de que vienen es a asesinarlos, países al borde de una guerra civil, heridos y muertos. ¡Eso es aterrador!
Cuando estás en internet después de un ataque terrorista o acontecimiento político importante y escuchas todo lo que dicen, lo primero que piensas es: “si alimentas el miedo, solo se pone más hambriento”. Tienes a gente diciendo que aquel es el enemigo y a otra parte diciendo: no, los otros son los enemigos.
Al ver esto te has dado cuenta de que todos están contra todos. Incluso hay gente diciendo sólo estaremos a salvo, cuando este o aquel grupo haya sido eliminado de la faz de la tierra. Tienes literalmente a senadores diciendo: sólo hasta que estemos dispuestos a asesinar civiles inocentes, lograremos un progreso en la gran lucha que tenemos. Todo esto va de ida y vuelta, una persona escribe un artículo y se lo dedica a otra persona, luego ese otro se ofende por eso, y mientras tanto todos gastan una cantidad extraordinaria de energía, sin lograr ningún progreso en lo absoluto.
Por un momento piensa acerca de algo, piensa en el miedo como un don, de por sí es un don. Piensa en el desarrollo evolutivo de tu cerebro. Tu cerebro primitivo, la parte inferior de tu cerebro te fue dada para identificar el miedo. Si hubiera un animal gigante en unos arbustos que viniera a comerme, necesitaría estar consciente de esa amenaza y correr a la dirección opuesta. Estamos aquí como especie y hemos sobrevivido gracias al miedo.
Aprendimos a detectar el miedo, a estar alerta ante él, y saber cuando este sistema de radar que es nuestro cuerpo, nos dice: “ten miedo porque ahí hay una amenaza”. Así que en cierto sentido el miedo es un don, porque así es que hemos sobrevivido.
Ahora si alimentas el miedo y vas mas allá del don que simplemente te ayuda a sobrevivir, y lo alimentas y lo transmites a otros y si cavilas, habitas y te desgastas en el, lo único que haces es llenarte de más miedo. Y eso no ayuda a nadie. El miedo ama encontrar nuevos enemigos, al miedo le encanta discutir, le encanta dividir, al miedo le encanta tomar este extraordinario, santo y sagrado regalo que es tu vida y gastar tu energía en debates y discusiones ridículas.
Lo que me encanta de leer la biblia es que en varios pasajes encuentras la palabra: “no temas”. Y después de leer, te encuentras que el escritor dice: Dios tiene una tarea para ti. La respuesta ante lo que vivimos, ya sea un tiempo de angustia y terror o no, siempre tiene que ver con “¿Quién eres y qué haces aquí?, ¿Cuál es tu tarea? Porque sólo vas a vivir unos años y se te ha dado la energía para hacer algo en el mundo. Porque en lo profundo de nosotros, cuando hay gran terror y miedo, la pregunta que nos hacemos todos es: “¿en qué clase de mundo estamos viviendo?” y la respuesta es “¿Qué clase de mundo estamos construyendo?”.
Si utilizamos esa grandiosa energía dada por Dios para discutir con alguien por facebook o twitter, estamos desperdiciando ese regalo que es nuestra vida y no estamos ayudando a nadie. Entonces en tiempos como éste donde la gente le aumenta cada vez más el pulso y se pregunta ¿qué hay detrás de los arbustos? ¿Nos van a comer? ¿Esa gente nos va a asesinar?, más que nunca, requerirá ésta respuesta calmada, sensata y pacifica: éste es quién soy, por lo que estoy aquí, esta es la tarea que voy a hacer. ¡No voy a tener miedo¡ no propagaré el miedo y tampoco dejaré que políticos, religiosos y medios, sigan usando el miedo como un arma donde satisfacen sus intereses, donde lo usan como un fortín de votos , donde sus campañas se centran a través de la indignación y el odio hacia nuestros hermanos.