Por: Juan Carlos Fernández

El uso de la tecnología ha transformado las dinámicas democráticas del mundo. Los smartphones, laptops y smartvs hacen parte natural de la vida cotidiana de millones, y las redes sociales son la plataforma perfecta para compartir experiencias, noticias y opiniones. Sin duda, cada día estamos más conectados, pero también más divididos. El poder de la desinformación crece y es utilizado por partidos políticos para promover sus agendas y mantener vivos sus intereses. Pero, ¿castigará la sociedad a los partidos políticos que usen la desinformación como instrumento para ganar elecciones? Parece que no.

La desinformación es una vieja forma de ejercer poder. Los políticos siempre han dicho mentiras, pero en la actualidad la veracidad de la información cada día es más difícil de identificar y controlar. Días atrás, el expresidente Pastrana trinó “gracias @potus por la cordial y muy franca conversación sobre los problemas y perspectivas de Colombia y la región” teniendo en cuenta el comunicado de la Casa Blanca en donde afirman que fue un simple saludo, se deduce que todo fue una manipulación de información para sacar ventajas políticas de cara a las presidenciales del 2018.

Y como este caso o con mayores consecuencias, podría dar varios ejemplos. Las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, el Brexit y el plebiscito en Colombia. Todos estos procesos han sido manipulados por la desinformación que termina siendo definitiva para los votantes a la hora de elegir uno u otro camino. En Colombia, como lo dijo el gerente de la campaña del No, Juan Carlos Vélez “se logró sacar a votar a la gente verraca” diciéndole que nos íbamos a convertir en Venezuela.

El reto de enfrentar las noticias falsas es muy grande. Multinacionales como Facebook han comenzado una campaña que promueve herramientas para ayudar a reconocer noticias falsas y engañosas. A las redes sociales no les conviene generar caos en x o y país. Prefieren ser vistos como sitios confiables que entretienen y conectan a las personas, familias y amigos, en vez de dividirlos.

Ahora bien, después de hablar de estas desventajas que ha traído el desarrollo de la tecnología para los países. También hay que resaltar las oportunidades y ventajas que nos brinda. A mi juicio la participación ciudadana es el mayor reto en la actualidad para nuestras democracias. A medida que vamos desarrollándonos como sociedad, el interés de los ciudadanos por lo que pasa en el día a día crece y las exigencias a la clase política son mayores; en esa medida damos un salto importante hacia una mejor calidad de vida.

Tenemos la mejor oportunidad de la historia para conectar y acercar las instituciones a la gente. Es el momento de mostrar resultados reales y con ello devolverle la dignidad a la política. Las redes sociales son y serán una ayuda fundamental para involucrar a miles de personas y hacerlas parte de un proyecto en común, mejorar la calidad de vida de todos.

Finalmente, y después de haber planteado que estamos más conectados, pero también más divididos, surgen varias preguntas que deben ser respondidas y tenidas en cuenta por quienes lideran el futuro de nuestras ciudades y países: ¿De qué manera podemos usar la tecnología para unir a la sociedad y no dividirla? ¿Cuál puede ser el impacto en la libre expresión, con la difusión permanente de noticias falsas? Y finalmente, ¿cuáles serán las consecuencias para un país que imponga sus intereses en las elecciones de otro, haciendo uso de la tecnología?

Adenda: El uso de las redes sociales ha sido fundamental para mostrar la realidad de Venezuela. Resulta insostenible que presidentes como Maduro sigan censurando a la prensa nacional e internacional, que a pesar de las dificultades para documentar lo que pasa en este país, el mensaje de millones de venezolanos ha sido conocido por el mundo entero. #Fuerza Venezuela

Twitter@fernandezjca