Por: Yolima Gómez

Al rescate del espíritu de la Ley 724 y la sensibilidad por la infancia colombiana.

En diversos espacios y escenarios, he escuchado y he leído que Colombia es un país peligroso para criar niños y niñas. Esa situación vista de esa manera deja preocupados a familias, miembros de la sociedad civil y del Estado, que estamos claros de la responsabilidad que significa criar, educar y garantizar que los niños y niñas sean seres humanos felices.

Finaliza lo que en Colombia se conoce como el mes de los niños. La ley promulga el Día Nacional de la Niñez y la Recreación, durante el mes de abril (Ley 724 de 2001).

Indagando sobre el contexto y reflexiones en torno a este Día tan importante, encontré lo siguiente: “Antiguamente los niños fueron flanco de abusos y daños, eran tratados como objetos en la época medieval, no se les consideraba personas, sencillamente seres que llegarían a ser. Desde muy temprana edad, eran forzados a caracterizarse como adultos, de tal manera que se les inculcaban tanto conductas, como formas de pensamiento mucho más elaborados para poder encajar en la sociedad”.

Lo anterior, refleja cómo los colombianos, nos seguimos alejando de la tan promulgada sociedad civilizada. Hoy verificamos que este enfoque medieval persiste. Los niños son vistos como adultos en miniatura, seres inacabados, imperfectos, seres que no entienden, ni sienten.

Lo anterior refuerza el uso de los niños y niñas como objetos para negocios lucrativos en las oscuras redes de la esclavitud infantil.

El espíritu de la Ley 724, fue en aquel entonces, realizar un homenaje a la niñez colombiana, así como, sensibilizar a la familia, la sociedad y el Estado sobre la obligación de asistir y proteger a los niños y niñas para garantizarles su desarrollo armónico e integral (Artículo 2 Ley 724 de 2001). Para lo cual a través de su decreto reglamentario 1621 de 2002, se crea la Comisión Nacional Intersectorial para la coordinación de la celebración día de la niñez y la recreación.

A 15 años de esta Ley, el espíritu original se perdió, y es deber inaplazable de todos reanimarlo. Hoy, el homenaje se reduce a unos momentos donde los niños felizmente sonríen, pero pasado ese cortísimo tiempo, sus realidades particularmente en el seno de sus familias, escuela y barrio, no cambian, por el contrario, se complejizan. Tales realidades se traducen en miedo, soledad, sufrimiento, abandono, maltrato. Los niños en Colombia no son escuchados, carecemos de la cultura de sentarnos a conversar con los niños, de interesarnos por cómo ellos leen y comprenden la vida; nos falta abrazarlos más, besarlos más, decirles que los amamos, y que nuestra obligación es cuidarlos de manera sana y respetuosa.

La sensibilidad de muchos adultos frente a lo que viven y sienten los niños y niñas, dura poco, es momentánea y efímera; efímera como las noticias televisadas que revelan en fracciones de segundos lo que nuestros niños y niñas viven cada día.

Es preocupante la situación actual de nuestra infancia colombiana, y solicita acciones contundentes de parte de todos nosotros. Parafraseando a la Dra. Isabel Cuadros, directora de la Asociación Afecto, quien expresó en una conferencia, “Los dinosaurios se extinguieron… Si no cuidamos nuestros niños, la humanidad está destinada a desaparecer…” Aún resuenan en mi mente esas palabras. El cambio climático nos preocupa… la desaparición de las especies, nos preocupan, el costo de vida cada vez más elevado nos preocupan. Pero me atrevería a decir que, en el centro de las preocupaciones de la familia, la sociedad y el Estado, deben estar nuestros niños y niñas, porque si los niños y niñas crecen y se desarrollan armónicamente serán ellos, en el futuro capaces de cuidar su entorno.

¿Qué hacer para eliminar de la vida de los niños, el sufrimiento causado por la incapacidad de los adultos? ¿Cómo re-dignificarlos y darles un lugar en la sociedad? ¿Cómo ayudar a crear ambientes más seguros para ellos?

Se pueden hacer muchas cosas.

Entre lo que puede hacer la familia:

Entre lo que puede hace la Sociedad Civil

Entre lo que puede hacer el Estado

Twitter @Yolicampos