Sé perfectamente que Colombia hoy no es una dictadura, pero debo advertir que el gobierno de Juan Manuel Santos está haciendo méritos. Su homólogo venezolano sorprendió al mundo con una decisión que formalizó la dictadura en el vecino país, la destitución de la Asamblea Nacional en su mayoría conformada por miembros de la oposición derramó la ultima gota que le quedaba a la democracia en su país.
Sería incoherente de mi parte afirmar que en Colombia hoy existe una dictadura, es cierto que hoy el gobierno no nos expropia, hoy conservamos nuestro derecho legítimo a manifestarnos en la calle sin perder nuestro valioso derecho a la vida, pero solo puedo tener certeza de ello hoy, pues nuestro futuro es incierto, quizás mañana el panorama de nuestro país sea diferente. En el diccionario de política, escrito entre otros por Norberto Bobbio y Niccola Matteucci, definen la dictadura como la concentración y el carácter absoluto del poder político en un individuo, quien suprime los procedimientos democráticos y se legitima mediante una nueva constitución, instaurando un poder que no sufre límites.
Para algunos quizás sea descabellado comparar a Colombia con Venezuela, hace poco alguien cuestionaba mi afirmación sobre que Colombia estaba en peligro de convertirse en una dictadura, bajo el argumento de que el pasado 2 de abril a miles de colombianos se nos permitió salir a defender nuestro derecho legítimo como pueblo soberano, amigos del gobierno se hacen los ciegos ante las condiciones autoritarias de nuestro mandatario, pero paradójicamente pocos días después, el gobierno colombiano anunció su deseo de reglamentar las protestas en Colombia. En otras palabras, limitar el derecho a la huelga.
Las dictaduras tienen características propias que hoy podemos identificar en nuestro país, en las próximas líneas demostraré por qué en Colombia se podría avecinar una dictadura.
1.Poder sin límites: En una dictadura el poder de decisión del tirano no tiene límites. En nuestro país solo basta recordar que el pasado 2 de octubre los colombianos como pueblo soberano, rechazamos las condiciones del Acuerdo de Paz entre el gobierno y las Farc, pero sin importar el resultado de la decisión, el presidente Juan Manuel Santos nos impuso su decisión unilateral, claro, disfrazada de legalidad con aprobación del Congreso.
2.No hay leyes constitucionales: En las dictaduras no existe división de poderes, las leyes sancionadas son mandatos del tirano. En Colombia hace unos días el presidente Juan Manuel Santos ordenó públicamente al Congreso no aprobar el referendo de adopción de parejas del mismo sexo. Muy independiente del debate sí es correcto o no que estas parejas puedan adoptar, es grave para nuestra democracia que se nos haya privado la posibilidad de elegir como pueblo soberano.
Una simple deducción lógica: Premisa A: El ejecutivo ordena votar de forma negativa al legislativo. Premisa B: El legislativo vota negativo.Conclusión: La decisión del legislativo es la manifestación de la voluntad de ejecutivo.
3. Intromisión en la propiedad privada: En Colombia el mejor ejemplo es el proyecto de ley de tierras que será presentado en el Congreso en los próximos días; Se permite la expropiación de los predios de engorde y se otorga funciones jurisdiccionales a la Agencia Nacional de Tierras. Así empezó Castro y después Chávez, fingiendo un favorecimiento al sector rural, en el 2010 Venezuela firmó su sentencia hacia la dictadura con la ley de tierras, que encuentra muchas similitudes con la colombiana.
4. Control a través del miedo: Todas las dictaduras pretenden controlar las decisiones de los ciudadanos a través del miedo. En Colombia el presidente Santos manifestaba: «Farc está preparada para la guerra urbana si fracasan los diálogos de paz». Amenaza tras amenaza, ni para que hablar de los medios de comunicación, solo bastaron unas cuantas «almendras de la Casa de Nariño» para silenciar a la periodista Vicky Davila.
El solo pensar en una posible dictadura en nuestro país me estremece, doy toda la razón a Tzvetan Todorov cuando afirmó “Los crímenes de la dictadura son particularmente graves por el hecho de ser promovidos por el aparato del Estado, garante teórico de la legalidad. No solo destruyen las vidas de los individuos, sino las mismas bases de la vida común».
Una dictadura disfrazada de legalidad, Colombia ha empezado a recorrer el tenebroso camino, pero de algo estoy segura, el presidente Santos no tendrá una victoria, la columna que sostiene nuestra democracia es fuerte, el pueblo colombiano ganará la batalla en la defensa de sus instituciones, mi generación tiene esperanza, el 2018 será el año de recuperar el rumbo perdido.